Este relato fue seleccionado para la
antología de Ciencia Ficción Bajo la piel organizado por Carpa de Sueños
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Me miré al espejo desnuda. Era una mujer espectacular: medidas
perfectas, ni muy alta ni muy baja, larga melena rubia, y ojos color azul
grisáceo que inspiraban una mirada angelical, la mayor parte de las veces.
Aunque si así se deseaba, o las circunstancias lo requerían, podían ser ojos
felinos dispuestos a traspasar y poner patas arriba la estructura interna de
cualquiera.
Él me miró desde la cama con deseo, ¿o era curiosidad? ¿Podía ser amor?
Nunca lo sabría a ciencia cierta. Ni siquiera en esos momentos íntimos que pasábamos
juntos. Yo había llegado un día a finales de febrero, después de que alguien me
metiera en un cuartucho, pequeño y maloliente. Allí me dieron las instrucciones
oportunas e incluso llegué a firmar un contrato, algo que nunca había hecho. Normalmente
las cosas surgían en mi vida porque sí, de forma natural. Aún así mis recuerdos
mas antiguos son borrosos. Pasé unos días en el hospital tras un ataque de
pánico, o un ataque de epilepsia, mi memoria no puede distinguirlo.
Cuando llegué a la casa, no me esperaba aquello. Me habían informado de
que tenía que ejercer de señora de compañía de un hombre que era muy rico. Lo
que no me esperaba era a aquel joven tan atractivo y atento. Era un hombre que
se desenvolvía bien en todos los aspectos, y hacíamos una pareja maravillosa.
Nunca quise saber nada de su pasado, ni él sobre el mío. Solo vivíamos el
presente. Hacíamos la vida de una pareja normal. Nos levantábamos, él se iba a
su trabajo, yo me quedaba en casa a hacer tareas del hogar y, cuando volvía,
cenábamos y hacíamos el amor.
Pero yo no lograba quedarme embarazada, que era el propósito de todo
aquello y cláusula crucial en el contrato. Fue cuando me hicieron un
reconocimiento. Me metieron en una especie de consultorio y me durmieron. Pero
algo salió mal, me desperté ligeramente en medio del examen, y vi algo
estremecedor. Me habían abierto de arriba abajo hasta el abdomen. Se veían
cables y tubos saliendo de mi cuerpo. Alguien se dio cuenta y me inyecto algo
en el brazo.
Llegué a casa trastornada. No sabía si aquello había sido real o una
horrorosa pesadilla. Entré en la habitación. En la cama, él yacía inmóvil. No
respiraba. Intenté escuchar su corazón. Emitía sonidos eléctricos. Su mirada
era inerte. De cintura para abajo no había nada. Alguien pasó por mi lado y me
apartó de un empujón. Traía una nueva mitad para mi compañero.
!!Muy buen relato!! Me ha gustado mucho.
ResponderEliminar¡Muchas gracias por tu comentario y tu visita!
EliminarMe gusto !!
ResponderEliminar¡Muchas gracias Juan Carlos!
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