PLÁCIDO (1961)
LUIS GARCÍA BERLANGA (1921-2010)
Para muchos críticos y amantes del cine Plácido es la obra cumbre
de Luis. G. Berlanga. Según el propio director este es su filme más redondo:
“Nunca he jerarquizado mis películas. Algunos dicen que la mejor es Plácido,
otros El verdugo. Yo me inclinaría por Plácido, al superar los
baches narrativos y de planificación de otras películas anteriores”.
Se inicia la etapa álgida de la filmografía de Berlanga, que comienza a
rodar sus películas en ciudades. Realiza una serie de filmes en lugares
deprimidos donde podemos observar la cara más grotesca y esperpéntica de la
sociedad. Al más puro estilo Berlanga.
La película se desarrolla en una Navidad de inicio de los años sesenta,
en la que unas señoras de la alta sociedad sin nada mejor que hacer, organizan una
campaña supuestamente solidaria: “Cene con un pobre”, con el objeto de que las
familias pudientes del lugar compartan la cena de Nochebuena con un indigente.
También se realiza una surrealista cabalgata por el pueblo (que se cruza, en un
momento dado, con un cortejo fúnebre en una escena memorable). Plácido es un
hombre de origen humilde, y su único objetivo a lo largo de la película es
pagar la última letra que le queda de su motocarro. Se encuentra al frente del
desfile, ya que su vehículo ha sido contratado para la ocasión.
La película es una crítica a una alta sociedad burguesa hipócrita y
pedante, llena de falsedad. Se ponen de relieve las desigualdades sociales y
también la ineficacia de la burocracia en la oscuridad siniestra de la España
franquista. A todo esto hay que añadir el reproche mordaz que hace el filme a
la incomunicación entre las personas.
Además de unos magníficos interpretes como Cassen, José Luis López
Vázquez, Elvira Quintillá, Manuel Alexandre y Amparo Soler Leal, el guión
constituye uno de los grandes aciertos de la película. Rafael Azcona será el
colaborador habitual de Berlanga de aquí en adelante: humor negro, causticidad,
acidez, sarcasmo…, son adjetivos que reflejan muy bien los estrambóticos
diálogos de esta fantástica película. Las situaciones esperpénticas se
sucederán una tras otra en el filme. Azcona y Berlanga realizarán obras
maestras como esta o El verdugo.
Plácido es un magnífico ejemplo de lo que veremos en muchas de las
películas futuras del director: un universo coral, donde todos los personajes
hablan a la vez, con diálogos paralelos, en los que ninguno escucha a nadie y
cada uno está a lo suyo. A pesar de esto, uno de los grandes méritos de
Berlanga, es saber retratar a los personajes y definirlos perfectamente. Y
habrá una “víctima” con la que lo pasaremos fatal, Plácido, interpretado por un
genial Cassen, que solo busca pagar de una vez su motocarro.
La ausencia de música también será una de las características que se irán imponiendo en el
cine de Berlanga, así como el mayor empleo del plano-secuencia (en esta
película el más relevante, con varios minutos de duración, es el que ocurre en
la casa de los Helguera, cuando un pobre se pone enfermo y no hace más que
entrar gente en casa).
Por último, incidir una vez más en lo bien que muestra la película la
utilización que se hace de la pobreza y la crueldad de los falsos “buenos
sentimientos”. Los indigentes (que incluso son diferenciados por las señoras
burguesas según procedan del asilo o de la calle) son usados para limpiar una
cínica conciencia humana que luego les devuelve a su cruda realidad. Al final
solo nos queda la amargura, la desolación y una triste sensación de
desesperanza. Y un villancico de fondo que dice así: “Porque en esta tierra ya
no hay caridad, ni nunca la habido, ni nunca la habrá”
Estupendo análisis. También tengo mis dudas entre "El verdugo" y "Plácido", junto a otras de Berlanga como "Calabuch". No se las veces que la he visto. Si la pasan por televisión, me digo: no, otra vez. Pero la acabo por ver de principio a fin. Es de una ironía y un sarcasmo increíble. No deja títere con cabeza. Señalas dos cuestiones y coincido: el tema de la incomunicación y el uso del plano-secuencia. Una obra maestra, Ziortza. Extraigo también una frase que se dice mucho sobre esta película, que "te saca una sonrisa y luego te la congela". Un humor que si rascas, deja un poso agridulce.
ResponderEliminarSaludos y que pases un buen finde.
Hola Gerardo, muchas gracias por tu comentario. Difícil elección, Plácido o El Verdugo. Nunca olvidaré al inigualable Pepe Isbert, trantando de que yerno siga sus pasos como verdugo en esa aciaga época, con dos momentos memorables: el de las cuevas del Drach, y la escalofriante escena final. En esta también es aplicable esa frase que mencionas: una sonrisa que se congela. También recuerdo otras películas ya en otro nivel como la Escopeta nacional y el marqués de Leguineche..., en fin, cine español de gran calidad con varias obras maestras.
EliminarGracias por tu aportación a la entrada y que fases un buen fin de semana igualmente.
Creo que las películas, como los libros, tienen su momento adecuado para verlas. Por lo que cuentas el mío actual no es el mejor, por más que la cinta pueda ser una obra de arte. De momento la dejaré pasar, pero te agradezco mucho la recomendación, Ziortza.
ResponderEliminar¡Un beso grande y feliz finde!
Hola julia, si que es verdad que dependiendo del estado de ánimo no todo es adecuado. Aún así, espero que un día puedas verla porque merece la pena.
Eliminar¡Un saludo y feliz fin de semana!