viernes, 3 de febrero de 2017

RECOMENDACIÓN DE PELÍCULA: PLÁCIDO Y EL MUNDO DE BERLANGA.


PLÁCIDO (1961)

LUIS GARCÍA BERLANGA (1921-2010)






Para muchos críticos y amantes del cine Plácido es la obra cumbre de Luis. G. Berlanga. Según el propio director este es su filme más redondo: “Nunca he jerarquizado mis películas. Algunos dicen que la mejor es Plácido, otros El verdugo. Yo me inclinaría por Plácido, al superar los baches narrativos y de planificación de otras películas anteriores”.

Se inicia la etapa álgida de la filmografía de Berlanga, que comienza a rodar sus películas en ciudades. Realiza una serie de filmes en lugares deprimidos donde podemos observar la cara más grotesca y esperpéntica de la sociedad. Al más puro estilo Berlanga.



La película se desarrolla en una Navidad de inicio de los años sesenta, en la que unas señoras de la alta sociedad sin nada mejor que hacer, organizan una campaña supuestamente solidaria: “Cene con un pobre”, con el objeto de que las familias pudientes del lugar compartan la cena de Nochebuena con un indigente. También se realiza una surrealista cabalgata por el pueblo (que se cruza, en un momento dado, con un cortejo fúnebre en una escena memorable). Plácido es un hombre de origen humilde, y su único objetivo a lo largo de la película es pagar la última letra que le queda de su motocarro. Se encuentra al frente del desfile, ya que su vehículo ha sido contratado para la ocasión.

La película es una crítica a una alta sociedad burguesa hipócrita y pedante, llena de falsedad. Se ponen de relieve las desigualdades sociales y también la ineficacia de la burocracia en la oscuridad siniestra de la España franquista. A todo esto hay que añadir el reproche mordaz que hace el filme a la incomunicación entre las personas.




    





Además de unos magníficos interpretes como Cassen, José Luis López Vázquez, Elvira Quintillá, Manuel Alexandre y Amparo Soler Leal, el guión constituye uno de los grandes aciertos de la película. Rafael Azcona será el colaborador habitual de Berlanga de aquí en adelante: humor negro, causticidad, acidez, sarcasmo…, son adjetivos que reflejan muy bien los estrambóticos diálogos de esta fantástica película. Las situaciones esperpénticas se sucederán una tras otra en el filme. Azcona y Berlanga realizarán obras maestras como esta o El verdugo.

Plácido es un magnífico ejemplo de lo que veremos en muchas de las películas futuras del director: un universo coral, donde todos los personajes hablan a la vez, con diálogos paralelos, en los que ninguno escucha a nadie y cada uno está a lo suyo. A pesar de esto, uno de los grandes méritos de Berlanga, es saber retratar a los personajes y definirlos perfectamente. Y habrá una “víctima” con la que lo pasaremos fatal, Plácido, interpretado por un genial Cassen, que solo busca pagar de una vez su motocarro.




La ausencia de música también será una de las  características que se irán imponiendo en el cine de Berlanga, así como el mayor empleo del plano-secuencia (en esta película el más relevante, con varios minutos de duración, es el que ocurre en la casa de los Helguera, cuando un pobre se pone enfermo y no hace más que entrar gente en casa).

Por último, incidir una vez más en lo bien que muestra la película la utilización que se hace de la pobreza y la crueldad de los falsos “buenos sentimientos”. Los indigentes (que incluso son diferenciados por las señoras burguesas según procedan del asilo o de la calle) son usados para limpiar una cínica conciencia humana que luego les devuelve a su cruda realidad. Al final solo nos queda la amargura, la desolación y una triste sensación de desesperanza. Y un villancico de fondo que dice así: “Porque en esta tierra ya no hay caridad, ni nunca la habido, ni nunca la habrá”

4 comentarios:

  1. Estupendo análisis. También tengo mis dudas entre "El verdugo" y "Plácido", junto a otras de Berlanga como "Calabuch". No se las veces que la he visto. Si la pasan por televisión, me digo: no, otra vez. Pero la acabo por ver de principio a fin. Es de una ironía y un sarcasmo increíble. No deja títere con cabeza. Señalas dos cuestiones y coincido: el tema de la incomunicación y el uso del plano-secuencia. Una obra maestra, Ziortza. Extraigo también una frase que se dice mucho sobre esta película, que "te saca una sonrisa y luego te la congela". Un humor que si rascas, deja un poso agridulce.
    Saludos y que pases un buen finde.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Gerardo, muchas gracias por tu comentario. Difícil elección, Plácido o El Verdugo. Nunca olvidaré al inigualable Pepe Isbert, trantando de que yerno siga sus pasos como verdugo en esa aciaga época, con dos momentos memorables: el de las cuevas del Drach, y la escalofriante escena final. En esta también es aplicable esa frase que mencionas: una sonrisa que se congela. También recuerdo otras películas ya en otro nivel como la Escopeta nacional y el marqués de Leguineche..., en fin, cine español de gran calidad con varias obras maestras.
      Gracias por tu aportación a la entrada y que fases un buen fin de semana igualmente.

      Eliminar
  2. Creo que las películas, como los libros, tienen su momento adecuado para verlas. Por lo que cuentas el mío actual no es el mejor, por más que la cinta pueda ser una obra de arte. De momento la dejaré pasar, pero te agradezco mucho la recomendación, Ziortza.

    ¡Un beso grande y feliz finde!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola julia, si que es verdad que dependiendo del estado de ánimo no todo es adecuado. Aún así, espero que un día puedas verla porque merece la pena.

      ¡Un saludo y feliz fin de semana!

      Eliminar

Haz un comentario