ADIÓS ELVIRA
14 de febrero de 1690
Mi luz y mi vida:
Jamás sospeché que te escribiría mis últimas palabras sentada
en el frío suelo de una celda oscura y siniestra; devastada entre espasmos
provocados por un dolor insoportable.
Hoy, que por
fin he conseguido que me trajeran una pluma y un papel como último deseo antes
de subir al cadalso, la mente parece no obsequiarme con palabras de consuelo
para ti, Elvira. Tú que fuiste y eres, hasta que este cuerpo no se convierta en
materia inerte, la única y verdadera fuente de mi dicha y felicidad.
Nunca podré agradecerte lo suficiente haberme arrancado de
esa ruinosa existencia en que se había convertido mi devenir por este mundo. Ni
tampoco compensarte por abrirme los ojos, y así poder encararme al monstruo con
el que cohabitaba en aquella solariega y aislada alquería, en la que no
sucedían más que desgracias y calamidades.
Todavía recuerdo el momento en que entraste por primera vez
en nuestras vidas y cogiste a mi pequeño Rodrigo entre tus brazos. Enseguida
supe que la nobleza y la generosidad concurrían en tu interior, Elvira, y al
tiempo intuí que mi alma estaba atrapada para siempre. Aunque como bien sabes, en
esos primeros momentos la confusión y el desasosiego reinaron al no ser capaz
de interpretar correctamente esa ilusión que había nacido en mí, y a la que
todavía no ponía nombre. ¿Cómo iba a ser amor, Elvira? La mujer está
predestinada a acompañar al hombre en su vida, a hacer su estancia en este
mundo lo más placentera posible, y a darle hijos sanos y fuertes para que su
linaje perviva. Eso nos habían enseñado a mi hermana y a mí. A mi madre y a mi
abuela. Y a mi hija..., se lo inculqué yo antes de conocerte. No se opuso a su
casamiento con aquel joven apuesto pero desmadrado, rico pero agresivo. Como
tampoco lo hice yo con su padre. Y su vida ahora es como fue la mía. Con su
ropajes luminosos, pero su andar cansino. Rodeada de festejos y acompañada de
esa mirada deslucida y apagada. Se me parte el corazón. Cuida de ella en la
medida de lo posible, por favor te lo ruego.
Recuerdo con dolor cómo me mirabas apenada, asistiendo
perpleja a los desmanes de mi marido. Cómo intentaste pararle los pies aun a
riesgo de llevarte tú los golpes, y me consolabas con tu cariño y tus caricias
cuando él volaba a sus asuntos, por llamarlos de alguna manera. La tranquilidad
nos embargaba entonces, solas en aquella casa, y nos dejábamos llevar hasta que
nuestras almas alcanzaban el sosiego necesario para afrontar otra impredecible
jornada. "Maldita criada entrometida", te decía el ruin y miserable,
no tengo otras palabras para él. "Ut sementem feceris, ita metes"(1), le
contestabas al ignorante, que sin entender, te llamaba bruja y arpía porque no
sabía como defenderse de ti.
Yo no podía más y aquel día fue la gota que colmó el vaso. ¿Recuerdas cómo fue? Cuando por fin descubrió
que no podía contigo, que tu vigor interior superaba con creces su fuerza
exterior. Y no tuvo más remedio que hacer un uso desmedido de ella para
silenciarte. Entonces cogí aquel cuchillo, y... No me arrepiento, querida mía,
no sé que hubiera sido de nosotras de no haber actuado así. No sabes que
energía sentí en aquel momento, a pesar de haber cometido un delito execrable. Era,
o él, o tú.
Es más, quiero explicarte que no me siento mal ahora que se
acerca el momento de mi muerte. No opuse resistencia cuando me encarcelaron, ni
tampoco contestaré al ser insultada y escupida en el camino que me llevará al
tablado. Para mí, los meses que hemos pasado juntas compensan toda una vida de
infortunios. Y eso será lo que recuerde en ese momento, ahí arriba, observada
por ellos, esos que no saben, ni entienden, ni comprenden.
Por eso no quiero que te apenes cuando por fin desaparezca de
este mundo. "Polvo serán, más polvo enamorado". Evoco ese poema para
que lo hagas tuyo, Elvira. Si existe otra vida, allí me encontrarás.
Me despido de ti. Ruego a Dios que no lean esta carta ni la
destrocen. Rezaré para que te llegue sin demora. Te pido una última cosa. No
vayas a la plaza, no seas partícipe de ese teatro, que no se manche nuestro
recuerdo. A las doce en punto cierra los ojos y búscame entre tus sueños. Me
encontrarás por fin serena y con la mirada en paz.
Siempre tuya, Irene.
(1): según cómo siembres, así recogerás.
(1): según cómo siembres, así recogerás.
Enhorabuena, Ziortza. Logras plasmar el lenguaje de antaño en esta transgresora epístola, tanto en aquella época, como ahora puesto que sigue siendo un tema que levanta ampollas aún levanta ampollas. El estilo es el adecuado y el ritmo ideal para acrecentar el
ResponderEliminarinterés por una historia que se va adivinando sin aspavientos, lo que contrasta con el dramatismo de la trama. Muy bueno, en definitiva. ¡Un abrazo!
Muchas gracias por tu comentario Eva. Era un tema difícil de tratar por la época,además como dices tu, con un lenguaje un poco adaptado a esos años. Ha sido un poco complicado porque no suele escribir de esta manera, así que tus palabras me animan y me motivan. Gracias de nuevo y ¡un abrazo!
EliminarMe he quedado maravillada! NO sólo has recreado la época y las palabras, sino que has sabido ponerte en el lugar de una mujer apunto de ser ejecutada. Y esos pensamientos feministas que le aparecen, a medio camino entre la impotencia y la resignación, los has relatado exageradamente bien.
ResponderEliminarMuchas felicidades por tu relato, me ha encantado de principio a fin.
Un besazo artista!
:)
Muchas gracias por tus amables palabras María. Me agrada que hayas visto todas esas cosas, y es que no era fácil hacerlo, ya que como dices era una situación inaudita en una época muy difícil para las mujeres.
EliminarEres muy generosas con tus palabras, me emocionan, de verdad.
Un besazo para ti también.
Qué dramática pero también preciosa historia nos cuentas a través de esta carta, Ziortza. Yo espero que sí haya otra vida, aunque solo para que Elvira y la protagonista puedan encontrarse de nuevo y disfrutar, sin incomprensiones ni barreras, de una vida feliz.
ResponderEliminarMe ha encantado la forma en que has recreado el lenguaje de la época y el paisaje emocional de la autora de la misiva. Haces muy fácil meterse por completo en el relato y que nos dejemos llevar... ¡Genial, Ziorta, enhorabuena!
¡Un beso y feliz martes!
Muchas gracias Julia. Para mí que me dediques estas palabras que, viniendo de ti, significan mucho. Yo también espero que esas dos mujeres, que son ejemplo de otras muchas, puedan vivir su felicidad con plenitud si existe otra vida. me alegra que te hayas metido en el relato, quiere decir que lo has vivido y eso me emociona.
EliminarMi agradecimiento de nuevo, Julia, por seguirme y ser siempre tan amable.
Un abrazo y ¡feliz martes!
¡No tienes límites, Ziortza! Tienes un enorme talento para meterte en la piel del personaje, ¿tienes algún poder mediumnico? En serio, la mejor muestra del manejo de la narración es que el lector no se dé cuenta de lo bien escrito que está el relato, que lo lea visualizando la escena, sin adornos innecesarios. Además, consigues en cada relato dar el tono adecuado. En este no solo es el vocabulario arcaico, sino el propio tono epistolar. Todo ello consigue que le personaje viva y traspase el papel. Y eso consigue lo máximo que podemos aspirar como escritores: la resonancia. Que la historia perviva más allá del tiempo de su lectura. ¡Un fuerte y entusiasmado abrazo!
ResponderEliminarBueno David, qué generoso eres. Ojalá tuviera algún poder para meterme en la piel de los personajes, así sería todo más fácil y no tendría que esforzarme tanto, jeje... La verdad es que últimamente me gusta usar mucho la primera persona porque reconozco que así me cuesta menos empatizar con los sentimientos, por un momento me siento esa persona..., luego me sacudo para ser yo misma otra vez, jeje. Me parece un elogio tremendo que me digas que los personajes parecen vivos, que tienen personalidad propia, eso es lo que queremos los que escribimos ¿no?
EliminarTe vuelvo a dar las gracias por seguirme y por tú entusiasmo, siempre me acabo emocionando con todos los comentarios en general y con los tuyos en particular.
Un abrazo.
Estoy de acuerdo con David, me admiro de tu capacidad de cambiar de registro y en cada una de tus entradas logras sorprenderme. Jamás he podido ni siquiera intuir la temática de tus relatos y mucho menos esos desenlaces, siempre inesperados. Tristemente el desenlace como en "Adios Elvira" no han variado demasiado hoy en día.
ResponderEliminarHola Norte. Te agradezco tus palabras y sobre todo que me comentes que te sorprendas con mis relatos, la verdad es que eso es muy difícil y supongo que con el tiempo lo será más todavía. Y es cierto, a pesar de los siglos que han pasado desde la época en que está ambientada esta carta, las cosas, desgraciadamente, no han cambiado tanto como hubiéramos querido.
EliminarTe mando un abrazo muy fuerte.
¡Enhorabuena, Ziortza!has conseguido trasladarnos con esta historia al lugar y en el tiempo por el lenguaje que nuestras en la misiva. Me ha gustado mucho. Un abrazo
ResponderEliminar¡Hola Mari Carmen! Me alegra que hayas conseguido situarte en la historia y trasladarte al lugar de la protagonista. Estoy encantada de que te haya gustado.
EliminarTe mando un beso muy grande.
muy conmovedora y bella.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y tu visita Marcela. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo.
Muy guay Ziortza, y muy triste. Me encanta esa visión tan apasionada y desgraciada del amor. Un gusto leerte amija.
ResponderEliminarAbrazo fuerte.
Gracias Vecu. Me encanta que te pases por aquí. Tú sabes muy bien escribirle al amor y al desamor.
EliminarAbrazos.
Un relato impresionante, me ha encantado y atrapado hasta el final. Logras traspasar la frontera de la pantalla y de la prisión en la que se encuentra la pobre Irene, para llegar hasta Elvira y el momento que marca sus vidas. Un abrazo! ; )
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras y por tu visita Ramón. Me alegra que hayas sentido así el relato, espero que Irene y Elvira se puedan encontrar si existe otra vida, igual que las mujeres reales que vivieron y viven situaciones parecidas.
EliminarUn abrazo.
Leyendo la carta me trasladé a otra época, Ziortza, y la sentí escrita con un cariño que sobrepasa lo esperado. Hay una frase que destaco porque la considero de vital importancia para hacerle frente a muchos aspectos de la vida. "Cuando por fin descubrió que no podía contigo, que tu vigor interior superaba con creces su fuerza exterior" Yo también le digo "fortaleza" y la tenemos todos, es la que nos da la fuerza para no ser derrotados. Nada externo importa si el interior está bien amueblado.
ResponderEliminarMe encantó la misiva.
Abrazos-)
Muchas gracias Mila por tus palabras y por pasarte por aquí. Es inevitable escribir con cariño, como dices, un relato o carta, mejor dicho, que podría haber sido la de cualquier mujer de aquella época. Me encanta que destaques esa frase porque en parte es la que da el sentido al relato, por mucha fuerza física que se tenga, al final lo que nos hace verdaderamente fuertes es la energía y el vigor interior.
EliminarMe alegra que te haya gustado, ¡un enorme abrazo!
¡Hola Ziortza! Llego tarde aquí, pero afortunado soy porque me encuentro con un relato fabuloso. Cada vez te superas más. Esta carta te ha salido impecable porque da la sensación de haber sido escrita por tu personaje y no por ti. Ya sea por el lenguaje que manejas, tan bien adaptado a la época que has elegido, como por la emotividad que desarrollas en la historia, creo que la has convertido en uno de tus mejores escritos, según mi humilde opinión. A mi, particularmente me ha conmovido mucho porque tratas temas centrales que hacen a la condición actual de la mujer en todo el mundo. Y más aún porque lo has subido a tu blog e esta semana en que se ha celebrado una cantidad enorme de protestas por los derechos de la mujer en más de 52 países. Una semana que me ha producido un impacto muy emotivo, ya que yo adhiero a esos reclamos. Me refiero a los reclamos contra la discriminación debido a la elección sexual, contra el feminicidio o femicidio, contra el maltrato familiar hacia la mujer, a favor de la equidad de los derechos con respecto a los hombres. Temas que tratas en esta maravillosa carta, a la que además le aportas una narrativa de una intensidad emotiva que logra tocar cualquier corazón sensible. La prosa trabajada en la que has puesto tanto cuidado y esfuerzo como dices, me lleva a pensar que quizás te haya llevado a cierto desgaste emocional propio de los escritores/as que, como tú, vuelcan tanto sentimiento en los textos. Quizás esté exagerando, no lo sé, pero es que me has conmovido tanto que lo pienso de este modo. A mí me gusta mucho cuando el escritor/a se entrega de esta manera a la magnífica tarea que tanto nos seduce. En fin, Ziortza, un texto admirable que merece ser halagado en todas sus facetas, te lo mereces compañera. Un trabajo exquisito.
ResponderEliminarTe mando un gran abrazo.
Ariel
Hola Ariel, nunca llegas tarde, siempre eres bienvenido, puedes acercarte cuando puedas o cuando quieras. He de decir que con todos los elogios que me obsequias me cuesta encontrar las palabras para agradecértelo pero lo intentaré. La verdad es que me gusta mucho la primera persona para los relatos y cada vez la uso más, yo creo que es porque así se me hace más fácil entrar en el personaje, no sé si así me saldrán mejor o peor, pero si que tengo esa tendencia. Es un tema el que trata la carta, muy importante esta semana y en parte quise publicarlo por eso, aunque, todo hay que decirlo, el día que no haya nada que reivindicar ni celebrar querrá decir que todo está mucho mejor. Me alegra que te sientas tan cerca de todos estos temas relativos a la mujer que aunque yo los trato en otra época, son perfectamente visibles desgraciadamente, hoy en día.
EliminarA veces me he emocionado cuando escribo algo como dices, e incluso algunas historias las he tenido que dejar, creo que en parte es normal. Pero como he dicho antes intento sacudirme el personaje lo antes posible, si no podría con nosotros.
Muchas gracias de nuevo Ariel, por los palabras tan bonitas que dedicas al relato y a mi misma, eres de una generosidad increíble.
Te mando un abrazo muy fuerte.
Hola Ziortza, una carta con la mano firme de un personaje femenino que trasciende en la historia. Hay mucha fuerza puesta en esa pluma que escribe de corrido por que el tiempo de vida acaba pero ella ha abierto el del recuerdo, porque no todas las palabras vuelan. Gracias. Un regalo de relato. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Emerencia, porque siempre encuentras palabras muy acertadas y bonitas para comentar las historias. Te agradezco que visites este rincón, ya que para mí es un placer leer todas las maravillas que escribes.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPobre Irene, al menos tuvo con Elvira algún momento de felicidad en esa vida terrible. Es la primera vez que visito el blog, me gusta tu escritura así que me quedo a seguirte.
ResponderEliminarVolveré a seguir leyéndote.
¡Saludos!
Muchas gracias Cyn por tu visita y tu comentario. Como dices, por lo menos tuvieron un momento de felicidad. Me agrada que me digas que me gusta como escribo, eso siempre anima a seguir escribiendo.
EliminarTe mando un abrazo muy fuerte.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarImpresiona, la verdad. Creo que el acierto es la concordancia entre el personaje que creas y su lenguaje, haciéndolo muy creible.
ResponderEliminarSaludos, Ziortza
Muchas gracias Esther, eres muy amable con tu comentario. Fue un tanto complicado adaptar el lenguaje a la época, espero haberlo conseguido en parte.
EliminarTe mando un saludo y feliz domingo.
Hola, Ziortza, encantando de volver a leerte.
ResponderEliminarLa verdad es que no sé muy bien por dónde empezar a comentar tu relato, porque me ha dejado de piedra. Confieso que no pude resistirme a leerlo una segunda vez, quería disfrutarlo de nuevo, porque me ha impresionado tanto que no quería perderme ni una coma.
¿Por dónde empiezo? ¡Ah, ya!
Narrativa sublime, de lo mejor que he leído últimamente, y te aseguro que he leído mucho de mucha gente. Una inmersión total en la época, en su lenguaje, escenarios, prejuicios sociales... Una ambientación impecable, y una lección de la que espero haber aprendido.
Pero lo mejor es que he sido testigo de unos sentimientos eternos y atemporales, con una pureza e intensidad, tan admirables e indiscutibles, que solo unos ojos ciegos no pueden ver, ni comprender, ni sentir jamás... Si eso no es amor, entonces es que quizás aún no dejamos el medievo atrás, tiempos de inquisición y quemas en la hoguera. Algo tan precioso y perfecto, un sentimiento tan limpio y enriquecedor, tan sobrecogedor… ¿Quién no lo envidia y quiere para él mismo?
Permíteme que resalte algunas frases que me gustaron especialmente:
"La mente parece no obsequiarme con palabras de consuelo para ti, Elvira", eso es amor. Va a morir, y solo se preocupa por aliviar a su gran amor, la otra persona antes que uno mismo. Algo tan profundo como hermoso.
"¿Cómo iba a ser amor, Elvira?", de nuevo los malditos prejuicios: la mujer para acompañar al hombre todopoderoso, para agradarle, para engrandecerlo con su servidumbre de por vida, como un burdo accesorio. ¡Qué bien reflejado en el relato! Aunque por mucho que nos digan, nuestro sentido común es sabio, y puede distinguir por sí mismo lo bueno de lo malo. De forma natural somos librepensadores, y esto es una lucha interior que tiene la protagonista que se siente en la historia; y me encanta que sea así.
Elvira, Elvira, Elvira, Elvira... Cuando uno está enamorado, nunca pronuncia o escribe el nombre de su amor lo suficiente; como cuando éramos adolescentes enamoradizos y escribíamos su nombre por todas partes. La protagonista tira tinta a saco escribiéndolo, lo necesita, algo que nunca se pierde aunque pasen los siglos, encantador y enternecedor.
"Era, o él, o tú", y la elección estaba clara, cristalina. "No opuse resistencia", de nuevo la sumisión vuelve, solo escondida cuando la vida de su amor corría peligro, donde sacó fuerza de flaqueza e impuso justicia; pero tantos años de sometimiento dejan huella después, y vuelve a dejarse vencer.
"No vayas a la plaza", vuelve a preocuparse por su Elvira antes que por ella; el amor... siempre por delante.
Y esta es mi frase favorita: "Siempre tuya, Irene". Prefiero no comentarla, no es necesario.
Mis felicitaciones, Ziortza. Creo que te has superado a ti misma, creces en técnica y en sensibilidad, o al menos es lo que me parece a mí. Me has hecho sentir con intensidad, me has trasladado a un tiempo antiguo, me has conmovido por la pasión de una mujer dolida y enamorada hasta la médula, a la que compadezco por estar condenada a muerte cuando finalmente empezaba a vivir... Cuando leo joyas así, es cuando menos entiendo cómo hay gente que prefiere cualquier otra cosa antes que una buena lectura.
Un saludo cordial, encantado de leerte de nuevo y de disfrutar de tu talento, y muchas gracias por este regalo literario del más alto nivel.
P.S: Disculpa de nuevo el tamaño de mi comentario, pero es que no me pude contener, este trabajo tuyo lo merecía. Y mejor lo dejo ya sin repasar, o serán cien líneas más.
Hola J.J., me alegro que te haya gustado tanto el relato-carta y de que hayas sido capaz de ver tantas cosas en él.
EliminarCuando una escribe se deja llevar por sus sentimientos y siempre gusta que alguien los vea. Como ya he comentado, uso mucho la primera persona para involucrarme lo máximo en las historias, aunque se aleje de mis vivencias personales.
Me gusta que hayas resaltado frases de la carta, eso quiere decir que has hecho una lectura minuciosa de la misma y eso es siempre de agradecer para alguien que escribe.
Una vez más te agradezco tantos elogios, espero ser merecedora de ellos.
Me gusta que me leas con tanto entusiasmo.
Un abrazo y que pases feliz domingo.
Muy bien escogida esa primera persona para hacer sentir las sensaciones de esa mujer enamorada, que pagará por salvar a quién amó y que transmite en cada una de sus letras, en una carta final que da aún más dramatismo al relato porque se sabe a dónde la conduce. Me gusta que has narrado a una mujer fuerte, que no pide perdón por lo que hizo, que se despide enamorada pero no vencida.
ResponderEliminarEmocionante y triste relato el que has narrado.
Un saludo
Muchas gracias por tus palabras y tu visita Conxita. Eso es precisamente lo que intento conseguir con la primera persona (en este caso además es una carta). La protagonista acepta su destino porque no puede hacer otra cosa, pero como dices es una mujer fuerte a la que pueden imponer una condena de muerte, pero a la que jamás harán hacer cambiar de idea, porque son esos nuevos sentimientos lo que la han hecho despertar y ser fugazmente feliz.
EliminarTe mando un fuerte abrazo, Conxita.
bonjour et bonne soirée il manque le traducteur dans votre blog
ResponderEliminarBuenas tardes, lo acabo de poner. Un saludo.
EliminarHa caído en mis manos esta carta por azar, por navegar de un lugar a otro y me atrapó, he sentido como si lo hubiese vivido, emocionada y más.
ResponderEliminarGracia.
Te sonrío con el Alma.
Me alegra que has caído en este rincón por azar y que te haya gustado la carta, que está escrita con toda la emoción posible. Me encanta que lo hayas percibido y lo hayas vivido así.
EliminarTe mando un abrazo muy grande.