LAS SOMBRAS DE QUIRKE (2016)
Benjamín Black (Irlanda, 1945)
Creo que he dicho cientos o miles de veces que la novela negra es mi
género favorito en la literatura. A veces, sobre todo si nos fijamos en novelas
clásicas o incluso en el cine de los años cuarenta-cincuenta, pensamos en estas
historias como algo estereotipado, plagadas de personajes perdidos, detectives
al borde del precipicio, mujeres fatales que no se lo ponen nada fácil al
protagonista, un asesinato por resolver, malos muy inteligentes con los que es
complicado lidiar…, en fin, clichés del género que se utilizaron y se siguen
utilizando con menor o mayor acierto.
A mí la novela negra clásica me encanta a pesar de estas convenciones.
Pero creo que también hay que saber distinguir muy bien entre lo bueno y lo
malo. Si leemos a Chandler, Hammett, Ross Macdonald o el precursor Wilkie
Collins, quedaremos rendidos sin remedio. Con otros autores no nos pasará;
siempre hay algo diferente en los grandes. Hay mucho donde escoger y hay que
ser selectivo.
Esta introducción me sirve para poner en valor (una frase muy de moda
ahora) este género que ha sido a veces un poco maltratado y considerado el
hermano pobre dentro de la literatura. Sin embargo (y es una opinión personal)
creo que las buenas novelas negras, las excelentes, son tan completas y
complejas, tan redondas, que ni siquiera me atrevería a clasificarlas o
etiquetarlas: tienen humor, amor, suspense, reflexiones acerca de la vida y de
la muerte, problemas cotidianos, excelentes diálogos… ¿qué más se puede pedir
para pasar un buen rato?
El gran escritor John Banville, además de escribir maravillosamente bien
en todo aquello que se propone, ha creado un pseudónimo para escribir sus
novelas detectivescas, Benjamín Black (su “hermano oscuro”), con el que inició
hace unos años una serie de libros protagonizados por el patólogo forense
Quirke.
Precisamente con Benjamín Black y su desorientado personaje, descubrí
otro tipo de novela negra. Aunque sigue las normas clásicas y básicas, hay que
decirlo, Black le da un pequeño giro al género.
Quirke no es un “detective” al uso en este tipo de historias (de hecho
no es un detective) salvo por su condición, tal vez, de alcohólico. Se ve
envuelto casi sin querer en las tramas, de la mano de su amigo policía Hackett.
Sin embargo, ese deambular por el recorrido para encontrar las pistas
que llevarán al desenlace final, se hará de una forma pausada, intercalada por
fragmentos de la vida de los protagonistas, con meditaciones acerca de la vida
y diálogos en bares y restaurantes. Black hace un repaso a toda una variopinta
selección de personajes de la sociedad dublinesa de los años cincuenta, desde
la clase más alta a la más baja. Y finalmente, nos adentraremos en el alma a la
deriva de Quirke, un personaje traumatizado por su pasado, con sensaciones de
culpabilidad, incapaz de gestionar sus emociones (esto que es muy de
psicólogos), siempre con la impresión de que no forma parte de la vida que le
rodea y caracterizado por una torpeza en sus relaciones con los vivos, que quizás sea la causa de su
profesión y de su obsesión por escudriñar los motivos de muertes violentas.
Una figura importante en este Dublín grisáceo, cargado de niebla, y que aparecerá en todas las historias de la
serie, aparte del inspector Hackett, será la hija de Quirke, Phoebe, a la que
acaba de comunicar que es su padre, cuando ella creía que era su tío. Es un
personaje muy interesante, sobre todo por la relación que establece con su
“nuevo padre” y porque de alguna manera siempre se verá envuelta en las
historias que Quirke y Hackett
intentarán desentrañar.
En esta última novela se cierran varios círculos iniciados en la primera
(no es necesario leerla para entender las posteriores, pero yo sí lo
recomendaría).
En Las sombras de Quirke, el forense decide regresar al trabajo
tras una larga convalecencia. El cuerpo del joven Leon Corless (hijo de un
activista sindical) aparece calcinado en su propio coche en lo que parece un
simple accidente o un suicidio. Pero Quirke, tras la autopsia, sabe que algo no
encaja y todo indica que ha sido asesinado. La historia le llevará a un pasado
sombrío cuyas heridas no están del todo curadas. Benjamín Black le dará en esta
novela una tregua a su críptico y solitario protagonista en forma de
enamoramiento, pero también alguna que otra noticia triste. La trama se va
desarrollando deliciosamente pausada, hasta un final que supondrá un cierre de
capítulo en lo personal para el mismísimo Quirke.
La serie, totalmente recomendable, se compone de las siguientes novelas:
-El secreto de Christine.
-El otro nombre de Laura.
-En busca de April.
-Muerte en verano.
-Venganza.
-Órdenes sagradas.
-Las sombras de Quirke.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDespués de tu post, querida Ziortza, dan unas ganas locas de empezar a leer la serie de novelas de Benjamín Black y no parar hasta llegar a la última página de la última de ellas. Estoy de acuerdo contigo, en todos los géneros hay buenos y malos autores y hay que saber elegir. El negro no es mi favorito, quizás por mero desconocimiento, pero esta recomendación que nos haces me llama mucho la atención. Habrá que ponerse manos a la obra, nunca mejor dicho, para saber algo más :))
ResponderEliminarMuchas gracias, guapa, y feliz tarde de sábado.
Muchas gracias por tus palabras Julia. Realmente yo soy partidaria de que hay que leer de todo y no desdeñar nada, porque nunca sabes si te vas a encontrar una agradable sorpresa, aunque realmente reconozco que las novelas negras las devoro una tras y otra y hay épocas que casi solo leo lo que es oscuro (dentro de su amplia temática), siempre como dices, intentando elegir lo que sé que me va a gustar o recomendaciones de gente de la que me fio.
EliminarEspero que si te adentras en el mundo de Quirke, te agrade igual que me apasiona a mí.
Un abrazo y ¡feliz domingo!
Excelente reseña, Ziortza. La novela negra es algo más que una resolución del caso, como apuntas. Es ver a las miserias de esos personajes desarrollándose en el mundo actual, eso es lo que las hace atractivas. Y eso es lo que las diferencia de las clásicas de detectives en las que todo es más un juego intelectual, aunque también adorable. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarGracias David. Creo que hoy en día la temática de la novela negra es tan amplia que ya es difícil clasificar ciertos libros. Se han hecho cada vez más complejas y fascinantes (las buenas) y eso es algo que me encanta.
Eliminar¡Un abrazo!
Conozco a Banville, pero no a su heterónimo. En la biblioteca de mi ciudad he visto algún ejemplar, en algún momento me haré con él. No frecuentaba la novela negra, pero he seguido las recomendaciones de amigos blogueros y hasta el momenot no me ha ido mal. La anterior que reseñaste (Mi nombre era Eileen) también la tengo en lista, ya te contaré.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Gerardo, muchas gracias por tu comentario. Espero que si alguna vez te adentras en el mundo de Quirke no te defraude. Cuidado que la novela negra es adictiva, una vez que empiezas... jeje.
Eliminar¡Un abrazo!
Hola guapa! Sólo leo novela negra de vez en cuando, y la verdad que debería leer más porque lo que he leído me gusta y me engancha. Además también soy aficionada a las pelis de cine negro, El sueño eterno, El halcón maltés...
ResponderEliminarBueno, me va bien que recomiendes novelas de este género porque así ya sé cuál leer cuando me apetezca novela negra :)
No he leído nada de Benjamin Black, pero si de John Banville (hablo como si fueran dos personas diferentes jeje) y soy bastante seguidora. El mar me encantó, es muy delicada y profunda. Voy a animarme y leer la novela que recomiendas! Aunque no sé cuándo, porque tengo una lista eterna de lecturas pendientes.
Me ha gustado mucho tu reseña! Un besito y feliz martes :))
A mí me encanta, como he dicho la novela negra porque creo que tiene todos los ingredientes necesarios para hacerte pasar un buen rato. También el cine negro. Las pelis que apuntas son palabras mayores, son el cine negro en mayúsculas con el gran Humphrey Bogart.
EliminarEspero que te animes a leer más género negro, hay mucho bueno donde elegir..., aunque seguro que te pasa como a mí, que tenemos una lista de pendientes infinita, jeje.
Gracias por tu visita y tus palabras, María, un beso.