MUERTES COLATERALES
CAPÍTULO 4
Estoy trastornado, no puedo ir a casa. Mi mujer me estará esperando.
Pero tengo que volver a ver a Eli y asegurarme de que es ella realmente.
Entonces tendré que matarla por segunda vez. Pero no sé por donde tirar,
siempre me encuentra ella a mí. Así es imposible perseguirla. He decidido
quedarme esperando en el aparcamiento del club de alterne donde ella trabajaba.
Tiene que aparecer tarde o temprano, sino tendré que hablar con alguna de sus
amiguitas y volver a dar algún que otro escarmiento. Pero no lo entiendo, si es
ella, ¿por qué no ha ido a la policía? y entonces, ¿a quien coño maté yo si esa
no era Eli?
* * *
Estoy en la cama con una terrible migraña. Me la produce la tensión de
la situación. Lo peor de todo es que parece que todo indica que el asesino es
vecino del barrio, pero todavía no ha habido ningún detenido, es extrañísimo. Antonio
lleva todo el día sin aparecer. He llamado a la comisaría y nadie ha sabido decirme
nada.
* * *
Llevo varias horas esperando y nada. Voy a tener que dejarlo por hoy.
Antes de ir a casa voy a ver que se cuece en la comisaría para enterarme de
como prosigue el caso. Hay secreto de sumario, pero siempre hay alguno que se
va más de la lengua en estos casos. Me he quedado bastante tranquilo. No hay
avances en la investigación, ni indicios, ni pruebas. Cuando estás dentro te
percatas enseguida de los fallos y errores que suelen cometer los asesinos, y
simplemente, lo que he hecho es no cometerlos. Lo tenía todo atado y bien atado,
hasta que ha aparecido el fantasma de Eli.
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