Dejé de fingir. Escuché los latidos inquietos de mi corazón negro.
Comencé a andar a trompicones, con la cabeza gacha, marcando chepa. Esto es lo
que quería: no dormir hasta que el sufrimiento combustionara en locura y las
ojeras fueran signos de un nuevo nacimiento en la ciudad, o lo que es lo mismo,
otro morir sobre el asfalto duro y rasposo. Los ropajes largos, grises, rudos
como síntoma de decadencia. El hablar cáustico, aguardentoso. Las uñas largas
continentes de tierras. Las axilas sin limpiar, expendedoras de olores rancios
que invitan a no querer saber más. Todo ello en un solo cuerpo y en un solo
alma, porque ya solo había uno, no varios adaptados a los tiempos.
¿Qué has hecho de mí, miserable dios de la avaricia y la maldad? ¿Qué
nuevo invento ingeniarás en esta nada habitada por espectros?
Recuerdo que una vez amé… hasta tengo desgastada de llantos una foto en
tonos grises que representa a una mujer que fue bondadosa. Fue un espejismo en
el desierto, un aleteo efímero de mariposa atolondrada que se choca de forma
abrupta con un muro invisible pero implacable. En color, no recuerdo nada más.
Después todo fue una bruma en sepia.
A veces me sentía poderoso, cuando perseguía a los chiquillos que se
sienten inmortales. Les decía las cosas que se esperaban de mí, palabras feas y
soeces. Corrían como cosacos, chillaban, reían, sabían que todo saldría bien,
porque siempre había sido así. Porque yo existo pero no existo. Para los
progenitores era el hombre-ogro pero tontorrón que atosigaba a sus hijos. Para
todo lo demás no era. Así han transcurrido años, lustros, me han parecido
siglos.
Y mi alma negra es un alma hechicera. Me habla como si fuera un hermano
gemelo. Me hace concluir lo que yo comienzo, me da fuerzas cuando flaqueo, me
da esa contaminación necesaria para seguir enfermando… de indignidad. Sin
embargo, la oscuridad en la que habito no tiene gradiente, no hay oscuro claro
y oscuro oscuro. Hay oscuro infierno, y su intensidad depende de la llama que
queme mis entrañas. Es como un infiernillo que se regula con una ruedita, pero
en mi caso, tengo la sensación de que hace tiempo que esa ruedita se ha pasado
de rosca.
Este descontrol vigilado por fuerzas que no percibo es consecuencia de
ese bagaje que me autoimpuse. Y me convierte en esto que soy actualmente. Nunca
llegué a pensar que llegaría a no sentir, o mejor dicho, que sintiera placer
doloroso en mis propios tormentos. A mi me gusta llamarlo anomalía, o desvío de
lo convencional. Otros entendidos, o más bien creídos en la materia, lo llamarían
trastorno paranoide y autodesctructivo con tendencias antisociales. O algo así.
Los espectros siguen su camino como autómatas, mientras yo voy en
dirección contraria. Ellos tienen el ánima repleto de residuos electrónicos y
yo de sentimientos incurables. No hay posibilidad de conexión con los
espectros. Ni siquiera una suerte de cortocircuito que haga saltar chispas. No
hay vida y no hay esperanza, solo una nada que lo agita todo. Y que me vuelve
loco.
Hola. Es un tema recurrente en la literaria, la locura o la figura del loco. Mucho se ha escrito ya.
ResponderEliminarUna vez más, eliges narrar en primera persona: es lo que hace que el lector se implique y le llegue el mensaje con contundencia.
Ziortza eres una escritora en alza, de gran valía. Mi ojo clínico no falla: reconozco el talento a la primera.
Un gran abrazo
Hola Lola. La primera persona es mi preferida sobre todo cuando se trata de mostrar sentimientos y de ponerme en el lugar del protagonista.
EliminarMuchas gracias por tus elogios, no sé si merecidos.
Un abrazo muy fuerte.
*literatura
ResponderEliminarGenial Ziortza o como hacer belleza de lo amargo en texto elocuente, duro, nada sencillo y mostrando todas las neuras encerradas en tu protagonista. Y nada mejor que cuando haces referencia a ese placer doloroso que se enmarcaría en una especie de auto masoquismo placentero. Mi admiración a como y de que manera, has jugado con los contrastes y los reflejos expresados en las palabras escritas.
ResponderEliminarUn cálido abrazo y enhorabuena una vez más.
Hola Miguel. Muchas gracias por tu comentario y la forma en que lo has interpretado. Desde luego, no ha sido un relato nada fácil, aunque también es de esos textos que te salen del tirón porque de alguna manera, sabía lo que quería expresar.
EliminarTe agradezco de nuevo, tus cariñosas palabras.
Un abrazo muy fuerte.
Comparto los comentarios anteriores. Hay que tener maestría para tratar temas tan sórdidos tan bien.
ResponderEliminarNos llevas a un pozo profundo donde se siente estar en la piel de ese ser.
Un abrazo
Gracias por tu comentario Mirna, me alegra que el relato te haya gustado. Tus palabras son muy amables.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Uno de los, muchos, puntos fuertes de tus relatos es tu talento para meterte en el personaje que nos cuenta la historia. Consigues que tenga voz propia, que exista y al leerlo parezca que nos lo está contando de viva voz. En este caso un loco, no sé. Quizá alguien vacío, alguien al que nada llena su ansía de emociones, mostrando la lucha entre lo que desea y hace, y lo que sabe correcto y le aburre. Un abrazo!!
ResponderEliminarQuizás me resulta más fácil meterme en el personaje cuando siento parte de identificación con él o tengo claro lo que quiero explicar. A pesar de todo este tipo de relatos están sujetos a muchas interpretaciones y todas los que expones son válidas.
EliminarGracias por tus amables palabras, David.
Un abrazo.
Muy crudo. Y muy bien descrito. Hay gente que, goza, por decirlo de alguna manera, del dolor. No sé hasta qué punto es bueno pero que los hay, seguro
ResponderEliminarMe ha gustado la entonación.
Un saludo!!
Gracias Keren. La autodestrucción es algo así, como sentir un dolor adictivo a un proceso que no se puede parar.
EliminarUn placer que te pases por el blog.
Un abrazo.
Me ha resultado hasta poético. Leído de un tirón y con ganas de continuar. Tal me pareció estar visionando una película futurista, ciencia ficción muy bien lograda en tus letras. Dos caras de una moneda en la que el protagonista llega hasta sentir/no sentir placer en sus propios tormentos y ve al resto como autónomas.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Ziortza.
La ficción, ya sabemos que muchas veces supera la realidad.
Abrazos de fin de semana.
Gracias Mila. Tu comentario es muy amable. Aunque no lo había pensado, es cierto que las palabras utilizadas pueden parecer las de una película futurista, casi apocalíptica. ¡Vaya futura nos espera, jeje!
EliminarMe alegra que te haya gustado, querida.
Un besazo muy grande.
*Quise decir autómatas.
ResponderEliminarMás abrazos. guapa.
Jajaja, ya lo imaginaba.
EliminarMuy bueno Ziortza, como siempre. A estas alturas de la película no descubro nada nuevo si digo que escribes con excelencia, incluso de temáticas muy complejas como esta. Buen fin de semana!
ResponderEliminarBueno Norte, gracias por tus elogios. Eres siempre muy amable.
EliminarMil abrazos.
Un texto duro, triste también, pero cargado de una poesía dramática que lo hace especial. No comprendemos al personaje porque no sentimos lo que él, nuestras circunstancias no son las suyas, sin embargo nos hechiza mientras cuenta su historia y no podemos dejar de leer. Genial, Ziortza, me ha encantado.
ResponderEliminar¡Un beso de finde!
Muchas gracias por tu comentario Julia. Me alegra que te haya "hechizado" la historia de este desgraciado personaje.
EliminarUn besazo, guapa.
Ziortza me he sentido tan identificada con tu personaje, ese sentirse abandonado por no querer formar parte de esta locura actual llamada vida moderna, ese negarse a existir para los demás porque no le apetece ese significado moderno de la existencia, ese no dejarse contaminar con todo lo que llaman convencional y llamar a su condición anomalía, porque se sabe diferente, se siente sucio y andrajoso en comparación con los demás, pero prefiere ese dolor, se satisface en sentirlo, si que lo entiendo a la perfección.
ResponderEliminarEn el siguiente párrafo creo que se resume todo su sentir, lo copio *"Y mi alma negra es un alma hechicera. Me habla como si fuera un hermano gemelo. Me hace concluir lo que yo comienzo, me da fuerzas cuando flaqueo, me da esa contaminación necesaria para seguir enfermando… de indignidad"*. Me ha encantado todo el significado que contienen estas lineas.
El ultimo párrafo no tiene desperdicios,esos autómatas que van en dirección contraria y sin posibilidad de conexión con tu protagonista, porque tiene una cordura fuera de lo normal, que aunque de tanto insistir lo este llevando a la locura me ha parecido genial.
Es como una especie de reflejo de como veo yo el mundo, y a todos muy enfilados hacia el mismo abismo, mientras yo sigo luchando por mantenerme firme y no unirme a ellos, aunque tenga que reconocer por ello mi grado de locura.
Me ha fascinado tu descripción de la locura, simple y profunda,sencilla y compleja, cruel y sarcástica, pero tan cuerda y coherente como esa sutil sonrisa en los labios de la Monalisa, que de tan inexplicable es capaz de enloquecer al que insista en ella.
Gracias por regalarnos el uso tan particular y bien logrado de tu narrativa. un gusto y deleite leerte.
Abrazos y feliz domingo.
Bueno Harolina, muchísimas gracias por este maravilloso comentario. Se nota que eres una persona muy sensible.
EliminarLo cierto es que, aunque el relato es algo complejo y puede dar a muchas interpretaciones, entiendo que te sientas identificada en parte, yo no podría haberlo escrito probablemente si no tuviera cierta identificación con él.
La locura y la cordura están separadas por una fina línea, y en este caso, yo no me atrevería a juzgar al personaje como loco. Creo que hay personas, que por las circunstancias que sean, se van desapegando de la sociedad y eso las hace sentir diferentes. En todo caso habría que identificar quien es el loco y quien el cuerdo, yo desde luego, no me atrevo. Como bien dices la locura es inexplicable y podemos caer nosotros en ella si insistimos en definirla.
Te agradezco de nuevo tus inteligentes palabras, querida Harolina.
Recibe un fuerte abrazo.
No se si la locura de tu personaje es real o le han empujado a creerlo. La sociedad nos puede transformar en monstruos con una facilidad pasmosas.
ResponderEliminarSea la que sea su historia, nos haces sentirla en toda su plenitud.
Un abrazo.
¡Gracias David! Cierto, la sociedad margina al diferente y en seguida lo catalogamos como deshecho.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Ohh ha sido genial Ziortza, me ha gustado mucho, es muy intenso y tiene una profundidad poética. Este tipo de sentimientos debe de ser muy duro para quien lo padece. Una de mis amigas tiene una pareja con problemas de bipolaridad (que no es el caso de tu protagonista pero también afecta a las emociones y la concepción de la realidad) y por los detalles que sé, que no serán todos, puedo asegurar que si es duro desde fuera no quiero imaginar cómo será desde dentro. Este chico tiene que medicarse, porque los altibajos son exagerados y es que no los puede controlar. Siempre he pensado que los problemas de la mente son los más complicados, y socialmente creo que no estamos lo bastante implicados con estos temas. El no saber sobrellevar la realidad es algo muy serio. Y tú, además de haberlo narrado de maravilla, también te has introducido en la mente de una persona enferma!!
ResponderEliminarInsisto, un relato genial, guapísima!! Un besote de domingo :*
Muchísimas gracias, qué amable eres María. Tener sentimientos que nos hacen sufrir creo que es de lo peor que nos puede pasar. Siento mucho lo de tu amiga, tiene que ser duro, la verdad, aunque seguro que con la medicación este chicho podrá hacer una vida normal dentro de lo que cabe.
EliminarCreo que deberíamos dejar de estigmatizar a la gente con problemas psicológicos, y tratarlo como un problema médico más. Ya bastante tiene él que lo sufre como para encima tener que soportar el peso de la sociedad. Creo que es un camino aún por recorrer.
Me alegro que te haya gustado, guapísima.
Un besazo y feliz semana.
Ziortza, este es un relato para leer con calma, incluso varias veces. Cada vez que lo leo percibo la esencia, el trasfondo, la belleza en el dolor, la prosa poética que imprimen tu sello como escritora. Y sí, eres buena escritora: sino no te lo diría. Llevo desde 2.004 leyendo y comentando (y escribiendo poco) prefiero leer, a escribir y más si me encuentro en la blogosfera autores tan interesantes o más que muchos que publican libros.
ResponderEliminarTe diré que una vez, escribí en primera persona sobre una enferma de cáncer. ¡Y todos creían que era yo! Pocas veces utilizo la primera persona, sólo en mis Monólogos. Sigue escribiendo, ya sea publicando o no, porque tienes "madera". Un feliz domingo.
Muchas gracias de nuevo Lola, sobre todo por haber leído varias veces el relato y haber extraído su esencia. No llevo bien lo de los elogios, pero bueno los acepto con agrado.
EliminarLa primera persona tiene sus peligros, como te sucedió a ti. Pero es que yo no puedo evitarlo, sobre todo en ciertos temas, si lo hago en tercera persona, pierdo conexión con el personaje, así que suele ser mi opción primera para ciertos relatos.
Gracias de nuevo por dejar tu sello en este rincón.
Un fuerte abrazo.
No sé qué será más complejo, si hablar de la locura, o escribir sobre ella. Recuerdo que cuando escribía relatos, en muchas ocasiones me gustaba meterme en la piel de personajes con algún tipo de trastorno. Hay algo solemne y misterioso en la locura que combina bellamente con la literatura, creo yo. Este relato es una prueba de ello.
ResponderEliminarUn fuerte, fuerte abrazo, Ziortza.
Hola Sofía, creo que lo más difícil es definir exactamente lo que es la locura. A pesar del título, no sabría decir en que situación se encuentra el personaje (ya sé que lo he escrito yo, pero estas cosas me suelen pasar). A mí desde fuera, me provoca cierta ternura y tristeza. Y sí, la literatura ha dado grandes historias alrededor de la locura.
EliminarUn besazo, guapísima.
Hola Ziortza, me gustó mucho el texto, que revela con gran expresividad y altura un dolor profundo, que puede parecer lindante a la locura, pero que yo percibí como falta de todo amor. Hubo en la vida del protagonista una mujer, sí, de la que quedó solo una foto desteñida. Ahora él es un ser que no existe para el mundo y que se desintegra lentamente en la oscuridad de su mundo.
ResponderEliminarMe ha emocionado ese personaje.
Un fuerte abrazo, guapísima.
Hola Mirella, me alegra muchísimo que te pases por aquí. Espero que te encuentres mejor y pronto podamos leer tus maravillosos relatos.
EliminarEn cuanto al relato, me gusta mucho la interpretación que haces del mismo, ya que un dolor muy fuerte a veces nos puede llevar a situaciones que muchos podrían confundir con la locura. El amor, como dices, es fundamental en la vida, sin él, todo se desmorona.
Te mando un fortísimo abrazo, Mirella.