UN DÍA CUALQUIERA
Querido fantasma:
Hoy he salido temprano de casa con una férrea
determinación. He cerrado la puerta con llave, Dios sabe por qué, y he cruzado
la carretera hasta la acera. Me he topado con el panadero, con el cartero y el
afilador; sí, todavía vive. He llegado al puente de madera, me he parado y he
observado el río putrefacto y sin vida que recorre nuestro pueblo. Después de
veinte minutos y de pensármelo dos veces, he seguido mi camino. No quiero
ahogarme con agua contaminada en mis pulmones.
Esta ha sido mi primera tentativa.
Llevaba media hora caminando cuando he llegado al paso
a nivel que está a las afueras; ya sabes, ese que apenas tiene visibilidad. He
esperado a que se pusiera el semáforo en rojo y se bajara la barrera. Me he agachado
y he plantado la oreja en el rail. Unos segundos más tarde he empezado a
escuchar el traqueteo del tren. Me he
puesto en pie de un salto. He cerrado los ojos y he comenzado a andar. El
sonido era cada vez más fuerte. Calculo que estaba en la mitad de la vía cuando
una brisa suave y fresca del norte me ha acariciado el rostro. He abierto los
ojos, el vagón estaba a unos cincuenta metros. Me he tirado en plancha hacia la
cuneta mientras el silbato del tren me atravesaba el tímpano y el orgullo.
Esta ha sido la segunda.
He llegado a nuestra casa abandonada. No necesito
llave, ya que está abierta para el que quiera entrar. El techo esta semihundido
y todavía apesta a humo y ceniza a pesar del tiempo que ha pasado. He vuelto a
abrir el cajón de la cómoda carcomida y he vuelto a ver las fotos amarillentas
sentada en el suelo negruzco. Cuando se ha hecho de noche, seguía mirándolas
porque la luna llena todavía me proporcionaba luz. Las he depositado en su
sitio y he cerrado el cajón con delicadeza. Me he dirigido a lo que fue el
salón y me he sentado en el que fue tu sofá. Me he imaginado que soy tú y que
nos mirabas mientras jugábamos al Quién es quién. He pasado así treinta
minutos. Después, me he dirigido hasta la cuerda que cuelga de la lámpara y que
yo misma puse hace unas semanas. He tirado ligeramente como si estuviera en una
tómbola y me fuera a tocar un premio. La estructura de araña se ha caído
rozándome ligeramente el hombro.
Ese iba a ser el tercer intento.
He huido de allí y he llegado sin resuello a mi actual
morada. He corrido la cortina y me he metido en la cama.
Otra vez pasarán las horas absurdas. Otra vez planearán
los cuervos sobre la colcha. Otra vez el delirio romperá el silencio.
Volveré a amanecer despierta.
Espérame un día más.
P.D.: Dejo esta carta junto a las otras en el cajón de
la alacena con la esperanza de que puedas leerla.
Carta seleccionada en el concurso "Cartas en el agua" para formar parte de la antología del mismo nombre y editada por Ojos Verdes Ediciones.
Hola Ziortza dos intentos y una esperanza de morir, qué tristeza. Me ha suplicado que la deje a pesar de mi promesa de amparo. Esa fluidez que te caracteriza es un gusto leerte. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Eme. Esta vez me ha salido un relato triste, pero aunque sea sutil también he querido dejar un resquicio a la esperanza. Lo intenta pero no lo lleva a cabo..., esperamos que el tiempo cure las heridas y llegue la asunción.
EliminarUn abrazo fuerte Eme.
El deseo de vida, o de una mala vida, es instintivo. El amor perdido, la tristeza, todo eso podrá superarse algún día. La muerte no. La protagonista tarde o temprano se dará cuenta. Brillante relato epistolar. Una carta al fantasma de tu amado, genial; esa profundidad, esa angustia del personaje por suicidarse por el dolor que se siente, pero, por otra parte, el instinto de supervivencia, esa contradicción me parece soberbia. Maravilloso, Ziortza.
ResponderEliminarGracias David. Me ha parecido excelente la forma en la que has interpretado el relato. Todo es triste, pero la tristeza algún día se irá. Ella sobrevive a ese dolor a pesar de sus intentos..., llegará el momento en que su supervivencia se convierta en vivencia, eso espero que le ocurra a todo el mundo que le pasen cosas parecidas.
EliminarTe agradezco de nuevo tus elogiosas palabras, David.
Un fuerte abrazo.
Hola Ziortza, tu relato me ha recordado a una historia que me contaba mi padre y que de hecho era real. Había un hombre en el lugar donde el nació, que durante años amenazaba con suicidarse y después de muchos años con el mismo tema, la gente se lo empezó a tomar a cachondeo. Incluso le proponían "innovadores métodos", con la certeza de que supuestamente no iba a llevar a cabo sus planes. Él, medio en broma, medio en serio, siempre respondía que los métodos propuestos eran muy dolorosos. Bastante tiempo después se acabó ahorcando. Con ello quiero decir, que a las personas depresivas hay que tomarlas muy en serio cuando hablan de estos temas. Tu relato, brillante como siempre y fíjate hasta donde me ha hecho recordar. Un gran abrazo y muy feliz semana.
ResponderEliminarEspeluznante lo que cuentas Miguel. Yo no he conocido casos de este tipo, pero si gente que ni por asomo te hubieras imaginado que llegara a tales extremos y llegó (no quiero ni imaginar el dolor que tendrían que estar sintiendo por dentro). Creo que cualquier persona que diga reiteradamente algo así es para tomársela bien en serio. Aunque como he comentado antes, yo he querido dejar un resquicio a la esperanza en el relato, si que es cierto que muchas personas no son capaces de superar ciertas circunstancias y necesitan ayuda.
EliminarTe agradezco que hayas compartido esta historia tan desoladora.
Un fuerte abrazo y feliz semana.
Qué forma tan original de contar un relato, Ziortza. Las cartas siempre añaden un plus de cercanía, de autenticidad en los sentimientos del que escribe.
ResponderEliminarMe parece esperanzador que tu protagnista falle en todas sus tentativas de suicidio, por más que se repitan. Creo que son una forma de acercarse al límite para comprender que no ha llegado el momento y que aún le queda camino por andar entre los vivos.
Genial, amiga, como siempre :))
¡Un beso de lunes!
Gracias querida Julia. La verdad es que, como habrás podido comprobar, suelo utilizar mucho la primera persona, creo que hay temas que así llegan más y son más cercanos. Precisamente el que se repitan los intentos y ninguno se materialice es por ese instinto de seguir viviendo que tiene la protagonista. Lo has explicado perfectamente.
EliminarTe agradezco de nuevo siempre tu visita, Julia, y tus acertados y cariñosos comentarios.
Un besazo y ¡feliz martes!
Un relato lleno de melancolía y desolación, pero con un encanto especial. A seguir cultivando esa maravillosa afición de escribir :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Sofia, me alegra que te haya gustado. ¡Aquí seguiremos mientras la inspiración no nos abandone!
EliminarMil abrazos.
Un relato impactante. La depresión es un tema delicado, hay que sentir un vacío muy intenso para llegar a tener pensamientos suicidas. No sé qué debe de pasar por la cabeza de las personas que se quitan la vida, imagino que están muy desesperadas, pero en el caso de la protagonista está claro que su problema radica que un hecho concreto.
ResponderEliminarCreo que los que menos dudan a la hora de quitarse la vida son las personas que no parecen deprimidas. En mi trabajo se suicidó un chico. Fue una situación muy extraña, porque nadie lo hubiera dicho, no parecía triste ni nada por el estilo. La verdad es que fue un shock cuando ocurrió (ahora debe de hacer unos cuatro años).
Muy buen relato, es muy inquietante y hace pensar en esas personas que sufren de una forma tan desesperada.
De hecho, he acabado de ver una serie sobre una chica que se suicida. Se llama Por 13 razones, e iba a hablar de ella en el blog en breve. Me gustó porque muestra como alguien puede llegar a sentirse afectado por temas varios.
Un besito guapa, y felicidades por tu relato!!
Sí que es delicado, María. Yo no puedo llegar ni a imaginar la desolación y el dolor de estas personas y su manera de llevarlo sin que a veces se vislumbre ni una pizca de esa desesperación. Impactante desde luego el caso que explicas, la juventud siempre añade un plus de inquietud.
EliminarLa serie a la que aludes la tengo pendiente de ver en breve, parece que ha tenido muy buenas críticas. ¡Leeré tu post sobre ella!
Gracias guapa por tus palabras.
Un besazo.
Me ha gustado mucho. Las cosas secretas de uno... la vida sigue
ResponderEliminarGracias Paola por tus palabras. Me alegro de que te haya gustado. La vida sigue, por supuesto.
EliminarUn abrazo.
Tristemente es un relato muy real, aunque no lo parezca, la desolación por la pérdida de un ser querido puede llevarnos a tomar medidas desesperadas que tan solo la asunción, como bien dices, evitará que acaben de manera trágica. Bello relato, Ziortza, emotivo y esoeluznante a partes iguales, que llega al corazón por la sencillez con la que nos lo presentas. ¡Enhorabuena y un abrazo!
ResponderEliminarHola Eva. Yo creo que la protagonista está en esa fase de desolación pero también creo que se vislumbra en ella un poco de esperanza. Llegará a esa asunción, seguro que sí.
EliminarMuchas gracias por tus cariñosas palabras Eva, me alegra que hayas visto así el relato.
Un besazo.
Oh muy triste Ziortza pero es cierto que dejas la puerta abierta a esa pequeña esperanza, ese no querer del todo hacerlo e igual un día ya no quiere hacerlo aunque duela. Me ha gustado el recurso de la carta y como nos cuentas lo que ha sucedido.
ResponderEliminarEl problema con los suicidas es que a veces hay tentativas para llamar la atención que se les pueden escapar de las manos y acabar muertos. Es un tema muy complicado porque hay mucho sufrimiento en ellos y en los que dejan atrás.
Un beso
Muchas gracias Conxita. La protagonista está en proceso de asumir lo que le ha pasado. Aunque el dolor siga ahí, la vida seguirá su curso. El duelo hay que pasarlo de alguna manera aunque si que es verdad que a las personas en su desesperación se les pasa por la cabeza mil situaciones.
EliminarDesde luego el suicidio es un tema complicado y sobre todo creo que complejo porque para la mayoría de las personas es difícil ponerse en ese lugar.
Muchas gracias por tu visita, Conxita y tus amables palabras.
Te mando un fuerte abrazo.
Me ha encantado tu descriptivo y realista relato amiga, vivir agota y suele ser un fastidio cotidiano, la magia en el transitar de escenas que describes es brillante, un abrazo fuerte, gracias por la lectura.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus amables palabras Jorge. Sí que es cierto que vivir simplemente a veces se hace cuesta arriba, y si encima le añadimos los sufrimientos de más que la vida nos trae...
EliminarMe alegra que te haya gustado, Jorge, y gracias por seguirme.
Un abrazo muy fuerte.
Me ha encantado Ziortza, un relato genial, triste pero mágico. Quien sabe, tal vez en el fondo ella no deseé suicidarse y con esos intentos fallidos, busque el poder superar la pérdida que tanto la atormenta. Me encanta el detalle de las cartas, como se las escribe, con la esperanza de que "el fantasma" pueda leerlas. Y se van sumando los días, hasta que ya no necesite pensar en la muerte para darse cuenta de que sigue viva. Un abrazo! ; )
ResponderEliminarHola Ramón, muchas gracias por tus palabras. Yo creo que estás en lo cierto, realmente el dolor puede llevarnos a situaciones límite, pero realmente creo que puede superarse. El tormento y la desolación a veces nos hace hacer cosas que intuimos que no van a tener respuesta, como es el detalle de las cartas y su "ilusión" de que el fantasma pueda leerlas. Es una manera de sobrellevar la tristeza.
EliminarMuchas gracias de nuevo por tu visita y tu comentario.
Un abrazo muy fuerte.
Ese día extra esperemos que le sirva para recobrar fuerzas y encarar la vida sin desear la propia muerte. Un relato triste, pero con un ritmo eficaz, cada intento como una letanía, como campanadas que anuncian un final que por suerte no llega...Ese día.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias. Preciosas palabras las que le dedicas al relato. Triste pero esperanzador, sin duda.
EliminarUn abrazo.
Desesperación, ... no puedo imaginarme a que grado de angustia tiene que llegar una persona para acabar con su vida,... afortunadamente también hace falta valor,... hermoso relato Ziortza!
ResponderEliminarYo tampoco Norte, pero es algo que está ahí y muchas personas lo sufren, es más, creo que nadie estamos libres de sentir tal desolación en un momento de nuestras vidas. Espero que nunca la grado de la protagonista.
EliminarGracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo.
Bien por la protagonista, Ziortza! Que el fracaso de la muerte se convierta en el éxito de la vida!
ResponderEliminarUn abrazo
Preciosa y optimista frase la que apuntas Mirna. Esperemos que este sea el caso de la protagonista.
EliminarMuchas gracias por tu visita.
Un fuerte abrazo.
Es triste pero magnífico Ziortza.
ResponderEliminarCreo que su intención final no es la de irse de este mundo, las casualidades aunque sean muchas y su deprimente existencia guardan un halo de luz que la invitan a seguir.
Un placer leerte de nuevo.
Un fuerte abrazo, :)
Muchas gracias Irene. Yo tampoco creo que esa sea su intención. Tiene una deprimente existencia, pero en todo caso, puede ser temporal, la ilusión puede resurgir en cualquier momento.
EliminarEl placer es tenerte otra vez por aquí.
¡Un besazo!
Un relato ingenioso, Ziortza, me ha gustado la estética que has elegido. Contar en tres etapas con un cierre en cada una de ellas te ha dado más posibilidad de colocar la impronta del impacto. Te ha quedado muy bien, de ese modo, terminar con un final abierto, en cierto modo dejando al lector la posibilidad de decantarse por la esperanza, en contraste con los intentos fallidos de suicidio. Y, sí, también, como dices en uno de los comentarios, la primera persona le da más fuerza y cercanía al personaje que narra su padecimiento. Consigues en el desarrollo dejar la huella de la desolación, un sentimiento que no es fácil de transmitir. Es siempre grato leerte. Un abrazo Ziortza!
ResponderEliminarAriel
Hola Ariel. Lo quise hacer así, como en tres partes para resaltar las veces que la protagonista insiste en hacer algo que le cuesta. Quería dejar el final abierto para que nos quedara la ilusión de que no estaba todo perdido, de que es el dolor el que habla muchas veces por nosotros, que es cuestión de tiempo.
EliminarMuchas gracias, de nuevo, por tus bonitas palabras, Ariel. El placer es mío, de que me leas.
¡Un fuerte abrazo!
la muerte que persigue ,ya la tomo en sus brazoz hace tiempo, solo respira...
ResponderEliminarEsperemos que no, querida Marcela, esperemos que la suelte y vuelva a la vida con ilusión..., aunque nunca se sabe, amiga.
EliminarUn fuerte abrazo.
Qué bien has descrito las tentativas que por suerte "o desgracia" no las llevó a cabo, imagino a mucha gente con las mismas intenciones y me entristece. Esas cartas en la alacena quedarán para el recuerdo, es un detalle que hace más real el relato.
ResponderEliminarMe gustó mucho leerte, Ziortza.
Un fuerte abrazo-)
Muchas gracias por tu amabilidad Mila. Es triste de verdad, que la gente pueda tener esas sensaciones alguna vez en la vida, pero lo cierto es que es así; a veces el dolor puede ser insoportable. Solo podemos desear que esa desesperación se pueda ir lo antes posibles para seguir adelante.
EliminarTe agradezco de nuevo tu visita y tus gratas palabras, Mila.
Un fuerte abrazo.