jueves, 5 de octubre de 2017

RELATO: PATATAS Y GUISANTES.







A Sagrario no le interesan los misterios de la vida. Ella se dedica a pelar patatas. Todos los días se levanta más o menos a la misma hora, no sabría decir cuál ya que no tiene relojes en casa, y tras un frugal desayuno, se sienta en el banco que está a la entrada de su casa. Facundo no tarda en llegar del patatal con su primera carretilla, saluda a Sagrario con un movimiento de mentón y descarga las patatas en el suelo.

Ella comienza con su tarea de pelarlas. Tiene su rutina, no es tan sencillo como parece. Cada vez que pela una patata, limpia el cuchillo en una cazuela de agua que va reponiendo al poco, para que no se acumule demasiado barro en él. Intenta que el grosor de la peladura sea el mínimo posible para aprovechar al máximo el producto. Una vez peladas, las echa a un barreño con agua para que no se oxiden. 

A medida que avanza la mañana, los vecinos van acudiendo a la casa de Sagrario a por su ración de tubérculos. Su vivienda es la más visitada, ya que la patata es un artículo de primera necesidad y es utilizado en casi todas las recetas de la localidad de Retuécanos. Sagrario tiene una mañana muy ajetreada pelando y limpiando patatas hasta la hora de la comida, cuando la cosa comienza a relajarse. Entonces ella puede realizar sus quehaceres.

Antonio ha limpiado ya sus puerros. Les hace un corte en cruz, y les quita toda la porquería que se mete entre los capas. Sagrario le coge tres. Solo le falta la calabaza, que se la proporciona Asun. Ya tiene lo necesario para realizar una buena porrusalda. Pero aún queda un pequeño capricho: el postre. Sagrario no puede evitar una sonrisa al ver las manos negruzcas de Vicente consecuencia de quitarle el capuchón a las nueces.

Normalmente se hace su puchero para dos o tres días, come y pasa una tarde tranquila al fresco, sola o acompañada de otros vecinos.

Pero hoy es el enésimo día que algo le pica y no sabe cómo rascarse. Ha estado observando a Paco escondida detrás de la cortina de la cocina, para que él no se percatara de su indiscreción. Paco se encarga de pelar guisantes, lo hace a una velocidad de infarto, es una tarea que parece gustarle. Sin embargo, los guisantes no parecen ser una predilección en la localidad. Tiene a su lado un montón de bolitas verdes que le doblan en altura, y ya empiezan a pudrirse. Nadie parece darse cuenta. No, pero ella sabe que no es una cuestión de gustos, los guisantes son exquisitos. Es por el carácter huraño de Paco, porque es un cascarrabias. Un día comenzó a poner mala cara cuando la gente “escogía” los guisantes, cuando los manoseaban demasiado o no se llevaban los suficientes. Siempre ha sido muy solitario, pero esa mezcla de rabia y orgullo mal entendido le van a matar de hambre. Sagrario decide que tiene que actuar.

A la mañana siguiente, antes de ponerse con sus patatas, se acerca a la casa de Paco. Él la mira de refilón, ella le sonríe. Le recuerda un poco a su difunto marido, aunque este era más enérgico y se dedicaba a recoger peras. Le pide dos kilos de guisantes a su vecino y él la mira asombrado, se pregunta qué piensa cocinar con tantas “aceitunitas”. Pero se los da, tiene de sobra. Al marcharse, Sagrario le recuerda que tiene que ir a recoger su asignación de patatas, que no se olvide. Él asiente taciturno.

Ese día, cuando los habitantes del pueblo se acercan a por sus patatas, ella les obsequia con unos gramos de guisantes. Les recuerda sus propiedades, sus diferentes utilidades, su delicioso sabor. Les invita a ir al sitio de Paco a por más, ellos gruñen una queja. Pero Sagrario alude al momento en que se inició aquella historia en el pueblo, cuales son sus reglas no escritas, y sobre todo, la cláusula por la cual, nadie puede ser excluido salvo por comisión de delitos o faltas que afecten a la comunidad. Nada de eso ha pasado, ellos tienen que admitirlo.  

Así que a media mañana justo en el momento en que Sagrario se levanta para estirar las piernas, observa satisfecha que Paco se ha quedado sin guisantes. Ahora viene lo más violento para él: tiene que ir a por sus comestibles.  Empieza por lo más fácil, las patatas de Sagrario. Una hora después, Paco regresa con su carrito repleto de comida, anda con prisa, como si tuviera pensado  lo que se va a preparar y quisiera hacerlo antes de que la idea se le vuele de la cabeza.

Por la tarde, después de una pequeña siesta, Sagrario sale a la calle y se sienta en un banco de la plaza. Poco a poco irá viniendo más gente ya que se ha quedado una tarde soleada maravillosa. Pero antes de que esto suceda, Paco cierra la puerta de su casa y se encamina, ya más relajado, a la reunión. Se queda de pie, sin decir nada, ligeramente apoyado en el banco donde está ella.

Los vecinos, vendrán, hablarán de sus cosas, historias sin trascendencia, sonreirán, debatirán…, pero Paco y Sagrario están en silencio, escuchando con atención. No sabemos muy bien si están atendiendo a los contertulios, o si están al tanto a algo que les dice su alma, a algo que les revolotea por dentro pero a lo que todavía no le han puesto nombre.


44 comentarios:

  1. ooooooooo!!!!!! Peculiar relación entre los personajes y, si se pudiera hacer real, genial forma de subsitencia para un pueblo. Hay veces que los silencios lo dicen todo.
    Que pases un buen finde!

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    1. Hola David. Desde luego que sí, una vida sin complicaciones que curiosamente es muy complicado de conseguir, jeje.
      Gracias por tus comentario.
      Un fuerte abrazo y ¡feliz sábado!

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  2. Hola Ziortza, enseguida me he puesto en "modo cine" y aunque no tenga mucho que ver, tu historia me recordado al peculiar pueblo de Dogville de Lars Von Trier. Y es que en cierta manera, en Retuécanos y en Dogville de lo que se habla es de relaciones humanas en entornos muy cerrados. Por otro lado, personalmente he podido vivir en algunos pueblos castellanos ciertos trueques entre algunos alimentos (huevos, setas, verduras, hortalizas) y la experiencia, aunque simbólica, tiene un toque de armonía y camaraderia que lógicamente el dinero no puede otorgar.
    Un abrazo Ziortza y viva Retuécanos ;-)

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    1. ¡Viva! En los pueblos, te puede gustar más o menos, pero se vive la vida de otra manera. Quizás ese "sosiego" no le guste a todo el mundo, ni tampoco esa interrelación con los demás, pero si llegas a integrarte creo que puedes llegar a sentir ese "nirvana" del que tantos hablan y que yo no sé qué será (jeje).
      Muchas gracias por tus bonitas palabras, Miguel.
      Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.

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  3. Deliciosa historia de amor entre tubérculos y leguminosas. Has clavado tanto el ambiente rural como el carácter de los tres protagonistas. Ella, él y el pueblo. Con sutilidad, mostrando, desde luego así es como se narra. Un abrazo!!

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    1. Gracias David. Cuando te he leído "tres protagonistas" me he quedado de piedra (luego he entendido, jaja). La verdad es que me apetecía hacer algo sin grandes sobresaltos, no sé hasta cuando durará esta tranquilidad...
      Un abrazo muy fuerte David.

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  4. Una comunidad que utiliza el trueque como modo de colaborar cada quién con su cosecha en un intercambio libre, que queden todos satisfechos y asuman y acepten lo que sin firmar, saben que es lo mejor para todos.

    Me ha parecido tu relato aparte de estupendo, una realidad que al día de hoy se está poniendo de moda entre mucha gente que sin ingresos, o estos escaso, cambian entre sí sus habilidades. Conozco a gente que lo hace. Felicidades por acercar con tu lectura a la unión de la gente. En cuanto a Paco y Sagrario... ahí has quedado un interrogante.

    Besos, Ziortza.

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    1. ¡Hola Mila! Creo que colaborar, intercambiar y ponerse de acuerdo en algo tan simple hoy en día lo veo muy complicado. Vaya paradoja... Desde luego una sociedad basada en esto es más humilde pero menos estresada, no me extraña que haya gente que lo lleve a la práctica en la realidad.
      Yo espero que Sagrario y Paco lleguen al algo más... jeje.
      Un besazo querida amiga y que pases un feliz día.

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  5. Interesante y original relato. Nunca se me habría ocurrido que unos tubérculos y los verdes guisantes originaran toda una historia de camaradería, armonía, y buen ambiente en los lugareños de ese vergel de paz en que se ha convertido el pueblo, unido a la historia que presumimos de los dos personajes protagonistas.

    Un abrazo literario

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    1. Muchas gracias (creo que eres Lola). A veces lo más simple nos puede llevar al equilibrio más placentero como el que se da en el relato. Ojalá fuera tan fácil ¿verdad?
      Un fuerte abrazo.

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  6. Que bonito ambiente el de ese pueblo donde todos comparten sus hortalizas, se toman su tiempo para el descanso y para socializar. Un aplauso para Sagrario que con su estrategia ha integrado también al hosco de Paco.
    Un relato con ingredientes vegetarianos, muy bien cocinados.
    Besazos, Ziortza.

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    1. Muchas gracias Mirella. En este pueblo la gente se lo toma con calma, hay poco qué hacer salvo saciar las necesidades básicas y vivir en paz. Bueno y enamorarse un poquito, jeje...
      Un besazo enorme y feliz fin de semana.

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  7. Que lindo y relajante ha sido leer tu relato Ziortza, me asaltaron recuerdos de la adolescencia donde mi madre y las vecinas de al lado intercambiaban un plato de comida diariamente, antes de sentarnos a la mesa, era una vija costumbre al parecer, con el tiempo la gente la fue dejando.

    Creativo, ameno, armonioso y hermoso.

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    1. Hola querida Harolina. Me alegra que te haya gustado el relato y sobre todo que te haya parecido relajante, lo cierto es que no hay ningún sobresalto, en parte esa era la intención.
      Muchas gracias por tus bonitas palabras.
      Te mando un fuerte abrazo.

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  8. Hola Ziortza, qué bueno sería si el trueque fuera una realidad, esto solo se hace en círculos muy cerrados o lugares donde no hay economía, mi madre me lo contaba en tiempos de hambre, de guerra, postguerra, entre la gente de los cortijos donde mis padres se criaron. Ahora se negocia con todo, incluso con muebles de segunda mano, es normal también. Tu relato ente "papas" y "chícharos" ,como aquí le llaman, se ha ido leyendo poco a poco, dejando entrever esas relaciones humanas de supervivencia. Atrapa la naturalidad de una historia sencilla. Un abrazo

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    1. Muchas gracias Eme. Lo cierto es que este tipo de vida tan sencilla entiendo que hoy en día no llame mucho la atención, salvo aquellos que buscan tranquilidad. Antes no había más remedio, pero bueno, de todo se puede sacar conclusiones positivas. Hoy en día intentamos vender lo que sea, total de ganar unos míseros euros, ¿por qué no regalarlo? (Me refiero a cuando no hay necesidad, claro).
      Muchísimas gracias por tu emotivo comentario Eme. (Lo de las papas lo sabía, lo de los "chícharos" no, jeje)
      Un abrazo muy fuerte y feliz sábado.

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  9. Hola Ziortza.
    Se me ha quedado una sonrisa después de leerte, ojalá hubiera más sensibilidad e intercambios como en ese pueblecito. Me ha gustado la humanidad que se desprende entre patatas y guisantes y cosas que de verdad importan.Bien por esa Sagrario silenciosa y preocupada por los otros.
    Besos

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    1. Muchas gracias Conxita. Yo creo que a veces deberíamos simplificar la vida un poco para volver a encontrar otra vez ese tipo de humanidad. Pero bueno, entiendo que hoy en día es casi imposible, es más, cada vez es más compleja.
      Ojalá hubiera muchas más Sagrarios como la del relato.
      Un besazo, Conxita.

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  10. Me ha encantado, Ziortza, Retuécanos da para todo, la verdad, porque en esta ocasión es un lugar no idílico porque hay conflictos reales entres sus habitantes, pero sí envidiable, tanto por el modo autosuficiente de subsistir, como por la manera que tiene Sagrario de resolver el problema. Y la historia de amor, preciosa, precisamente por lo que no se dice, que en un pueblo de ese tipo suele ser lo más importante. Muy logrado, guapa, un besazo y feliz fin de semana :)

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    1. ¡Hola Eva! Jajaja, Retuécanos es muy cambiante, es lo que tiene, aunque de todos los escenarios, de momento creo que me quedo con este. Hay problemas, pero son sencillos de resolver, y como hay poco que hacer la gente se enamora más fácilmente.
      Muchas gracias por tu amable comentario, guapísima.
      Un besote y feliz sábado.

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  11. Esa agricultura de supervivencia me ha hecho recordar las historias que mi padre me cuenta de su niñez. La convivencia nacida de la necesidad y los sentimientos que surgen de la misma es algo que has descrito muy bien.
    Enhorabuena, un texto precioso.
    Un abrazo.

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    1. Hola Kirke. Muchas gracias por tus palabras, me alegra que te haya gustado el relato y te haya recordado a las historias de tu padre. Lo cierto es que el ambiente sí que recuerda a esas épocas en las que la vida era diferente y más sencilla.
      Un abrazo muy fuerte.

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  12. Ojalá el intercambio de patatas y guisantes fuese más común, para poder ver esa relación de cercanía y complicidad de los que protagonizan esta historia. Muy buena la descripción del ambiente rural, tan bonito en su sencillez.
    Un besazo, Ziortza.

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    1. ¡Hola Sofía! Ojalá la vida fuera tan simple como un simple intercambio y una sencilla historia de amor. Me alegra que te haya gustado, Sofía.
      Un besote, guapa.

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  13. Hermosa historia de amor y solidaridad. Tantas veces tenemos el poder de ayudar y no lo hacemos. No solo a alguien a quien amamos, también a alguien que apenas conocemos. Me viene a la mente la frase "haz el bien sin mirar a quien", en épocas de excesiva competencia deberíamos tenerlo más presente. No se trata de salvarse uno solo, qué hace uno si se queda solo...
    Un abrazo

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    1. Hola Mirna. Gracias por tus palabras. Fíjate que tienes razón, parece tan fácil ayudar y ser solidario, y sin embargo la mayor parte de las veces, vamos a nuestro rollo y no miramos más allá.
      Te mando un abrazo muy fuerte.

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  14. Hola Ziortza, encantada de pasarme por tu blog.
    Me parece fantástico recordar a través de una bella historia, como la tuya en este caso, esa antigua costumbre del trueque, donde la buena convivencia vecinal y la solidaridad se manifiestan de una manera tan evidente y ejemplar para estos tiempos actuales, donde el egoísmo y la competencia, por desgracia, es lo que abunda.

    Unir la solidaridad con una relación de amor, también me ha parecido muy acertado a la hora de construir tu historia, con este desarrollo que va atrapándonos la atención hasta ese entrañable final, donde ese noble sentimiento del amor que une a los dos protagonistas principales, compone toda una sinfonía de silencios cómplices.

    Un beso.

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    1. ¡Hola Estrella! No sabes la ilusión que me hace que te pases por mi blog. Sé que has estado desconectada y que aún ahora quieres llevar este tema de blogs, redes y demás con mayor tranquilidad, por eso valoro que me comentes.
      Al final, la solidaridad, el amor, el compañerismo... son sentimientos y actitudes que todos sentimos (aunque a veces parece que están muy escondidos, jeje). Me parecían buenos temas para el relato.
      Te agradezco de nuevo tus palabras, querida Estrella.

      Te mando un beso muy grande y que disfrutes mucho.

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  15. Ohhh Ziortza!! Que ambiente más bonito y dulce que has creado! Me gustan mucho las historias ambientadas en pueblos. Lo mejor de todo es lo visual que resulta el relato, porque podemos visualizar a Sagrario pelando patatas y a las personas siguiendo su vida en Retuécanos. Me ha gustado muchísimo la dulzura plasmada y cómo de unas simples patatas y unos poquitos guisantes has conseguido crear este relato! Un besazo guapísima, feliz lunes! Muaaa

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    1. ¡Gracias María! A mí también me gustan las situaciones que se dan en los pueblos y sus conflictos, que suelen ser otra naturaleza que los de la ciudad. La vida más "lenta" creo que es algo que muchos desean (no todos), oye pelando patatas uno puede ser feliz, jeje.
      Un besazo guapa.

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  16. Eso sí que es buscar una solución a problemas, que si bien no son inventados, son ridículos,creados por malentendidos o actitudes intransigentes. Solo con que una persona quiera interceder, los problemas de convivencia pueden solucionarse en armonía. Los que las patatas y los guisantes han unido, que no lo desuna ningún hombre, jeje.
    Un abrazo.

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    1. Hola Josep. Estoy contigo si hubiera más personas que arbitraran los problemas, quizás no tuviéramos tantos. A veces todo es más fácil de lo que parece, al menos para mi.
      Te mando un abrazo muy fuerte.

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  17. Un mundo de sobre entendidos, en dónde alguien tiene que recordar la norma.. no ha cometido ningún delito, tan solo es un poco cascarabias, y él agradece la ayuda, a su forma y ella entiende su difícil lenguaje.
    Muy sutíl
    Un abrazo

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    1. Muchas gracias por tus palabras sobre el relato literatonovato. Me gusta que hayas visto esa sutilidad en la pareja protagonista.
      Un abrazo muy fuerte.

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  18. Qué imaginación tienes, querida Ziortza, ¡de cualquier cosa eres capaz de sacar una historia entretenida e interesante! En esta ocasión no he podido evitar sonreir al leerte y pensar que, aunque fuera una historia ficticia, sería precioso que fuera real. Concordia, tranquilidad, cooperación entre los vecinos, organización y de postre un poquito de amor recién nacido. Me ha encantado, ha sido un gustazo pasarme por aquí :)

    ¡Un beso enorme y mil gracias por dejarnos disfrutar con tus relatos!

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    1. Muchas gracias Julia. Bueno cualquier cosa es válida para hablar de cosas como la solidaridad, la serenidad, la colaboración..., a veces es mejor no complicarlo demasiado, jeje.
      Me alegra mucho que te gusten mis relatos, Julia, para mi es todo un elogio.
      Un besazo y ¡feliz martes!

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  19. Qué bonito y lindo relato, Ziortza.
    Los pueblos tienen un alma diferente, y tú nos lo has mostrado con ternura y afecto. La tranquilidad de saber que todo está bien, que nada malo va a pasar, compartir y dar, sin razones solo por hermandad.
    Me ha encantado.
    Besos, y feliz tarde.

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    1. ¡Hola Irene! Es cierto, en los pueblos la vida es no sé si mejor o peor, pero si diferente, con otro ritmo y otros problemillas, en muchos casos no tan trascendentes. A veces la gente acude a los pueblos porque se siente como en una burbuja donde "nada malo va a pasar" como bien dices.
      Me alegra que te haya gustado, Irene.
      Un besazo y feliz martes.

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  20. Tranquilo, sereno,... en modo pueblo. Me hace gracia porqué yo nací y me crié en un pequeño pueblo, allí nadie cerraba las puertas de las casas y cuando a alguien le hacía falta algo, simplemente lo pedía al vecino. Estupenda entrada Ziortza!

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    1. ¡Gracias Norte! Esa sencillez de antaño es algo que se añora mucho, es más creo que uno de los problemas actuales es que el mundo se ha hecho demasiado complejo a una velocidad muy rápida y que el cuerpo y la mente humanas van más despacio. Pero bueno, eso es otra historia.
      Un fuerte abrazo.

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  21. Me ha encantado tu relato Ziortza! Retuécanos me parece una comunidad fantástica, aunque Sagrario destila puro amor. Creo que has marcado de una forma genial como es el pueblo en sí, una comunidad que me parece bastante idílica y que podría enseñarnos muchas cosas. Ademas, creo que hay silencios que hablan y expresan mucho mejor que las palabras, como les sucede a los dos protagonistas. Un fuerte abrazo! ; )

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    1. Gracias Ramón, lo cierto es que en Retuécanos vive gente de lo más variopinta. En este caso he querido destacar la sencillez de algunos de sus protagonistas, con sus pequeños problemas fácilmente solventables, jeje.
      Me alegra que te haya gustado.
      Un abrazo muy fuerte.

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  22. Deliciosa porrusalda y sutil anuncio de un postre por llegar a la vida de los protagonistas.
    Muy bueno, Ziortza.
    Besarkada.

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    1. Eskerrik asko Andoni. Me ha gustado lo de ese postre por llegar a la vida de los protagonistas, jeje.

      Besarkada handi bat.

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