martes, 8 de mayo de 2018

RELATO: DESASTRE.







Tengo un compañero en mi cama. Acabo de descubrirlo al abrir los ojos. Está de espaldas y cuando estoy intentando recordar se da la vuelta: Ya, el de ayer del bar. Suena el teléfono fijo, damos un bote los dos al unísono. Con los ojos muy abiertos, que qué hora es, me pregunta. Revuelvo la ropa, no encuentro el móvil, no lo sé, le digo, pero tengo que ir a trabajar. El teléfono deja de sonar. Yo también, dice, tampoco encuentra su móvil. Removemos las sábanas hasta que no son más que un rebujo en el centro de la cama. Bueno yo me visto de momento. Él hace lo propio. No hay tiempo para duchas.

Su móvil ha aparecido sin batería, pero eso le relaja. Del mío no hay ni rastro, ni tampoco de las llaves de casa, tendré que abandonarla así, casi desnuda. Pero cuando vamos a abrir la puerta, resulta que no podemos, está cerrada con llave por dentro. Pero, ¿qué es esto?, masculla, ¿por qué cerraste la puerta? y tal. Yo creo que no fui yo, si no recordaría la ubicación de las llaves. Y para qué la cerraría yo, argumenta él, no es mi casa, ni sé donde están tus llaves. Hay que llamar a un cerrajero, dice, ni lo sueñes, le comento, me va a costar un pastón. Ya lo pago yo, vale, pues que lo pague él. No tiene batería en el móvil, no puede mirar en internet el número de alguno, pues yo no tengo páginas amarillas, siempre las tiro, ya no sirven para nada. Sí, ya veo. Se me ocurre aporrear la puerta: ¿hay alguien ahí, por favor? ¡Amelia, socorro! Pero ¿qué haces? Para por lo que más quieras, que se van a pensar otra cosa, a ver si llaman a la policía, joder. Pues que vengan, ya les explicamos. ¡Qué no hay tiempo, que hay que salir de aquí! En eso tiene razón, ni cerrajero ni hostias. Bien, le digo, vamos a intentar encontrar las llaves con tranquilidad, sin entrar en histerismos.

Al final aparecen debajo de la cama, vete tú a saber cómo aterrizaron allí. Salimos y apretamos el paso. En el portal nos despedimos con dos besos; bueno hasta luego, sí hasta otra.

Llego al trabajo sin respiración. Y eso que el trayecto es en coche, pero es por los nervios, son las once de la mañana nada más y nada menos. Eli me mira con cara de no entender primero y con picardía después: Tú hueles a… No lo digas por favor, le advierto, no soporto esa frase. Sí, pues a ver si soportas esto, el jefe quiere hablar contigo, me suelta. Dos minutos después de respirar hondo y atusarme el pelo, doy dos toquecitos a la puerta de su despacho. Ah, buenas, dice ¿tenías médico? No, le respondo, un incidente doméstico, pero nada importante. Pues tienes mala cara. La realidad es que no me ha dado tiempo a maquillarme, pienso. Esta es mi cara real, quiero gritar, pero va a ser que no.

Está bien, te quería ver por lo del ascenso, lo que te comenté el otro día, ¿qué me dices? He tenido varias reuniones con los de arriba, y al final se ha decidido que se quiere apostar por una mujer, una mujer joven, ya sabes hoy en día... Ah…, eso. La verdad es que de momento no me interesa, tengo muchos líos fuera del trabajo, no puedo permitirme un trabajo con horas extra y más responsabilidades (es mentira, simplemente no me interesa). ¿Cómo?, ¿de momento? Pero tú no sabes lo que he peleado por ti, que eras la mejor opción, eficiente y con buena presencia. Otros querían a alguien mayor, yo he aludido a tu juventud, a la imagen que se puede ofrecer al exterior. Lo cierto, continúo yo, es que preferiría quedarme en mi puesto, me da tranquilidad, me gusta lo que hago (es mentira otra vez, quiero salir de allí pitando). Me parece increíble, sigue él, que tú como mujer… Ya no le escucho.

No sé cómo, pero al final he conseguido salir de su despacho; tampoco sé como saldré de esta, supongo que suena muy chungo lo de no ambicionar más en el trabajo. Pero ahora no tengo tiempo de pensar, tengo que ir a recoger a la niña, esta semana me toca a mí, y solo faltaría que la tendría esperándome sola a las puertas del colegio. Llego justa pero bien, todavía hay un grupito de niños y padres. Reconozco a mi hija de lejos y sonrío, está hablando con un chico de su edad. Pero de repente algo se tuerce y le pega un empujón. El crío se cae de espaldas y se queda sentado en el suelo. Empieza a hacer pucheritos. Voy corriendo hacía ellos. Pero, ¿qué pasa, cielo?, ¿qué te ha hecho este niño? A mí nada, mama; es a ti, te ha llamado promiscua. Uy, promiscua, ¿cómo ha añadido un niño de ocho años esa palabra a su vocabulario? Todavía está sentado, así que le cojo de la capucha de la sudadera y le zarandeo suavemente mientras le elevo hasta que encuentra su centro de gravedad. Al girar la cabeza, me encuentro con una mujer que me mira con severidad. Su hijo se ha caído, le digo, debería tenerlo más vigilado. Me aparta la mirada y sin decir una sola palabra, coge de la mano al crió y se lo lleva.

Yo hago lo propio con la mía que no deja de mirarme. Te va a dar tortícolis, le aviso. ¿Es promiscua un insulto?, me temía la cuestión. Dudo en la respuesta, ni siquiera lo sé. Dependerá del contexto, supongo, pero eso va a ser difícil de explicárselo a una niña.  ¿A ti que te ha parecido?, le pregunto. A mi me ha parecido que sí, me contesta, por eso le he empujado. Pues entonces has hecho bien, cariño. Dios, espero que no le cuente a su padre estas conversaciones.

¿Te apetece una pizza, cariño? Sí, pero a papá no le gusta que coma esas cosas. Joder con Don Perfecto. Solo hoy, hija, tampoco hace falta que le cuentes todo a papá ¿sabes?

Cuando voy a arrancar el coche me llega un mensaje al móvil. ¿Te miro lo que te ha llegado, mama? ¡¡Noo cariño! Yo, yo lo hago… Es de Pedro, ¿quién es Pedro? Será el de ayer, lo deduzco por el texto: ¿Quieres tomar una copa esta noche? Después podríamos seguir perdiendo cosas… Luego le contesto, aunque tendrá que ser mañana, hoy no puedo. Voy conduciendo y tengo una sonrisa boba en la cara. La niña me lo nota, es más lista de lo que creo. De repente suelta una carcajada: Mamá, acabas de pasarte la pizzería. Vaya día, en que estaré pensando. ¿Quieres que ponga una ensalada para la cena?, me dice ella a mi, sé cocinar, te lo juro. ¿No te importaría?, la miro con ternura, estoy muy muy cansada, cariño…



34 comentarios:

  1. Quizá no sea un día perfecto pero sí provechoso. Has descrito con destreza las vicisitudes de una mujer aceptablemente "promíscua", jajaja. En un día cualquiera pueden ocurrir muchas cosas, a veces intrascendentes y otras todo lo contrario. De ese día revuelto, me quedo con la negativa a ese ascenso prometedor. Ese "no", que tantas veces no sabemos expresar, es de capital importancia cuando de nuestra vida privada se trata.
    Un relato casi diría que trepidante, rápido y conciso. Ágil en su narrativa y preciso y real en su vocabulario. Me ha encantado.
    Un abrazo.

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    1. Yo también me quedo con esa negativa a un ascenso. Vivimos en una época en que ambicionamos más y más y además en cierto modo hay una presión social a que tenemos que ser los mejores (hombres y mujeres).
      Muchas gracias por tus palabras, Josep, lo cierto es que estos relatos tan "rápidos" me salen así porque los escribo con la misma rapidez, en días un poco mas nerviosos, jaja, si no sería incapaz.
      Un fuerte abrazo.

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  2. Como dice Josep, en un mismo día pueden ocurrir muchas cosas. Desde perder un objeto, hasta encontrarnos con alguien que puede llegar a significar más de lo que creíamos.
    A saber de quién oyó lo de "promiscua" el pequeño... que los niños son un peligro porque escuchan y repiten todo jaja
    Besos, Ziortza.

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    1. Hola Sofía, cuando nos levantamos por la mañana, no sabemos que nos deparará el destino, siempre pensamos que será un día como todos los demás, pero algún día pasa algo...
      Yo intuyo de quien puedo oír esa palabra el niño..., jeje. Los padres a veces tendrían que tener más cuidado con sus conversaciones.
      Muchas gracias por tu comentario, guapa.
      Un besazo.

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    1. Muchas gracias Chaly, me alegra que te haya gustado.

      Un fuerte abrazo.

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  4. Madre mía Ziortza, que velocidad narrativa. Creo que incluso me han subido las pulsaciones con el estrés que lleva tu protagonista a cuestas, ja,ja,ja. La vida definitivamente no da para dos días así seguidos, sin caer en el agotamiento mental y físico. En definitiva, una historia muy urbana, bastante real y magníficamente narrada. Te superas cada día, sinceramente uno de los mejores relatos de los que llevo leídos en este 2018. Abrazos y a por el próximo!!

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    1. Jajaja Miguel, soy un poco (bastante) nerviosa, y a veces creo que imprimo un poco ese nerviosismo a los relatos (casi sin querer, jaja). Bueno yo no me identifico con la protagonista porque mi vida es totalmente diferente, pero te puede asegurar que cuando la mente te va a mil por hora acabas agotado.
      Muchas gracias Miguel, me alegro de que te haya gustado tanto el relato, estos comentarios me animan muchísimo , en serio.
      Un besazo bien grande.

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  5. Vaya, vaya, qué ritmo trepidante, aj, aj, aj estoy tan cansada como tu protagonista, ya ni me cabe la ensalada. Lo de incorporar los diálogos de los personajes en el texto... tienes que ser muy buena para saber quién habla, y eso tú lo consigues. Como la vida misma. Y lo de promiscua en boca del niño y la niña queriendo ver el móvil... las imágenes se revelan. Un beso

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    1. Jajaja, bueno hay que comer un poco Eme, que seguro que el día siguiente va a ser igual de duro (o no). Si quieres que te diga la verdad, después de leer un par de veces el relato, prefiero no hacerlo más, porque le empiezo a sacar muchos fallos, le veo muy caótico, en fin.
      Gracias por tu comentario, guapa.
      Un besazo.

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  6. Me encanta el ritmo que le imprimes al relato, lo hace muy vívido y real. Y me encanta esta mujer que sabe decir que no, que zarandea a un crío que la ha insultado y que no se deja sojuzgar. Creo que es una valiente.
    Me ha gustado mucho tu historia y el modo en que la cuentas.
    Un beso enorme

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    1. Muchas gracias Chari, creo que la vida de hoy en día para muchas personas puede llegar a ser así, como decían antes, no hay cuerpo que aguante muchos días así, jaja. Me alegra que te hayan gustado esos aspectos de ese relato, y es que muchas veces nos exigen una perfección que nadie tenemos.
      Un besazo muy grande.

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  7. Ay, después de leerlo ya solo me queda irme a la cama, que ya son horas, je, je, je... Te diría que es el relato más trepidante de los que he leído, te deja sin aliento y consigue el efecto que pretendes. Esa manera en la que introduces los diálogos, esas frases cortas... Todo pensado para que el lector acabe exhausto. La vida de hoy, tan rápida, en la que debemos adoptar tantos y tantos roles.
    Fantástico, Ziortza. Un abrazo!

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    1. Bueno después de leer este relato, no sé si te irás a la cama muy relajado David, jeje. Aunque quizás está algo exagerado, sí que pretendía imprimirle agilidad, lo que no esperaba es que fuera para tanto, jajaja. Seguro que la gente que es un poco nerviosa, me entiende lo que quiero decir...
      Gracias por tus palabras tan amables, David.
      Un fuerte abrazo.

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  8. Los niños son verdaderas esponjas, el mío mayor tiene cinco años y hay que andarse con un ojo... Me gusta la independencia de tu personaje, en la vida no todo son ambiciones y los demás que piensen lo que quieran.
    Un abrazo.

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    1. A veces creemos que no se dan cuentan, pero al final están en proceso de aprendizaje y además algunos son muy curiosos..., jaja. Es lo que más me gusta de la protagonista, esa independencia en el pensamiento, cada uno vive la vida como quiere.
      Un abrazo, Gerardo.

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  9. Menudo día ha tenido tu pobre prota, Ziortza, yo estaba agobiada solo de leerte jajajjaa. La verdad es que ese tipo de realidades me quedan lejos por muchos motivos, pero entiendo que pueden llegar a ser muy cotidianas hoy en día. Bastante es ya lidiar con un trabajo, un divorcio y una cría más que lista como para administrar también sin percances la lista de ligues :))

    Muy bueno, me ha gustado mucho tu relato por su frescura, por lo bien que transmites, por haber conseguido hacer ficción perfecta de una realidad imperfecta.

    ¡Besos de miércoles, guapa!

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    1. Yo tampoco me siento muy identificada con el personaje Julia, tampoco tengo ese tipo de vida tan ajetreada, ni en mi vida se dan ese tipo de situaciones, soy muy aburrida, jajaja. Pero, supongo que para mucha gente la vida se ha convertido en una cosa de locos, de ahí ese ritmo un poco agobiante (que lo cierto es que me salió sin querer, de hecho me he dado cuenta por vuestros comentarios de ello).
      Muchas gracias, guapa, por tus palabras siempre tan amables, me encanta lo bien que interpretas los relatos.
      Un besazo.

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  10. Si es que hay noches que se complican!!! Puestos a tener un mal día, mejor que sea como el de tu protagonista que por otras razones. Además, termina con su niña y sonriendo... Un día perfecto!!!

    Un abrazo

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    1. Lo cierto es que el día es muy trepidante, pero pensándolo bien las cosas que le pasan a la protagonista no son tan malas y, como dices, la historia acaba bastante bien.
      Un abrazo, David.

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  11. ¡Buenas Ziortza! Sigues fiel a tu "sello particular" que es narrar en primera persona. El lector comprende que te sientes cómoda así, sin que tenga que ser un relato "real" De verdad, a mi me pasó.
    El ingenio, las descripciones, y la historia urbana de una mujer de hoy en día. Una mujer trabajadora, y separada con lo que supone: una vida frenética.

    Si es promiscua, casquivana, adicta al sexo...pues es otro cantar.

    Me alegra mucho tu regreso. Un abrazo.

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    1. Hola Lola, sí que es cierto que me siento muy cómoda en la primera persona, pero últimamente también he hecho otro tipo de relatos. Menos mal que hasta ahora nadie ha pensado que es mi vida, si no sería algo de ciencia-ficción o de locos, jajaja.
      Muchas gracias por tus palabras, guapa.
      Un besazo.

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  12. Creo que esa chica debería comprar un colgador de llaves,... aunque posiblemente lo perdería; en todo caso a mi me ha gustado ese aparente vértigo en la vida del personaje y la antítesis de su "ex", que pega muy bien con relato,... y como contrapunto, la niña.

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    1. ¡Hola Norte! Sí, yo también creo que lo perdería. Si tienes esa tendencia, no hay quien lo cambie, conozco a gente así, jeje.
      Desde luego tanto él como ella parecen muy diferentes, por algo no están juntos...
      Gracias por tus palabras, Norte.
      Un fuerte abrazo.

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  13. Vivir siempre sera un cumulo de sorpresas, mas cuando se vive con intensidad.
    Otro gran relato como siempre amiga Ziortza deleitándonos con tu inspiración y sensibilidad que siempre se deja ver entre lineas, saludos y abrazos amiga.

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    1. Así es Jorge, a veces es más arriesgado vivir intensamente pero también compensa muchas veces.
      Gracias, una vez más, por acercarte y por tus cariñosas palabras.
      Muchos besos amigo.

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  14. Jajaja yo no la veo tan desastre, un día así lo puede tener cualquiera!!
    Bromas aparte, me ha encantado el relato, has descrito muy bien el ritmo acelerado que lleva la protagonista.
    Respecto al ascenso, creo que todavía hay jefes que piensan que encima hay que dar las gracias!!! Yo también lo rechazaría, hay marrones que no pagan ningún sueldo ni categoría!!
    Y lo de promiscua...pinta que en casa del niño son proclives a juzgar un poquito!! Jajaja
    Me ha encantado, me lo he pasado genial leyéndote!!!
    Un besote enorme preciosa!! :*

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    1. ¡Cierto María!! Quizás hay gente más propensa que otra a que le sucedan estas cosas por su ritmo de vida (a mí no me pasa nada nunca, jajaja). Lo del desastre es relativo, desde luego, depende de la perspectiva.
      Hay mucha presión para ser el mejor en todo, y sobre todo en el trabajo, "triunfar" hoy en día significa haber llegado a lo máximo en tu empleo, para mí es tristísimo, pero es así.
      Gracias por tus amables palabras, guapa.
      Besazos mil.

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  15. Hola Ziortza, es inevitabble un día de ajetreo, las cosas están como vienen.Y también vienen inevitablemente las preguntas de los niños. Pero resulta enternecedor, que sean tan naturales. Me ha gustado mucho. Un saludo!

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    1. Muchas gracias Keren, me alegra que te haya gustado. Los niños son muy tiernos y también muy avispados, jaja.
      Un fuerte abrazo.

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  16. Muy bien descripta esa chica atolondrada, que maneja su vida con un ritmo estresante.
    De su personalidad me gustó que rechazara el ascenso, le hubieras agregado más responsabilidades, cuando apenas puede con las que tiene en su vida "promiscua"... hummmmm!
    Me voy a tomar un té de tilo, para bajar la agitación que me transmitió el relato... jejeje...
    Un abrazo bien grande, guapísima.

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    1. Sí que es estresante, Mirella, no sé cuanto tiempo puede una persona aguantar tal ritmo, aunque parece que a ella le va relativamente bien, jaja. ¿Para qué mas responsabilidades, si la vida ya se hace muchas veces cuesta arriba?
      Muchas gracias por tus amables palabras, siempre.
      Un besazo, bella.

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  17. Bbendita sea tu imaginacion y la fascinación de tus letras

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    1. Muchas gracias Mucha, eres muy amable y generosa.

      Un fuerte abrazo.

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